Sam Josti se conectaba cada mañana desde su casa en Estados Unidos para darle clases a niños al otro lado del mundo, en uno de los miles de cursos particulares en lenguas extranjeras que ofrecían a los niños chinos una ventana a la cultura occidental.
Pero profesores como Josti, del estado de Massachusetts, se vieron afectados por las duras medidas de Pekín contra estas clases extracurriculares.
Las empresas de enseñanza de lengua extranjera habían aprovechado la enorme demanda del inglés en China, donde muchos padres buscan darle una mejor formación a sus hijos en el competitivo sistema educativo.
Pero esto se acabó bruscamente en agosto, cuando Pekín anunció una reforma educativa que prohibió a las empresas de cursos particulares contratar a educadores en el exterior.
Las autoridades chinas presentaron estas medidas, que también obligaron a estas plataformas educativas operar sin fines de lucro, como necesarias para aliviar el estrés en los estudiantes y reducir los costos de la educación.
Los críticos apuntan que los cambios impiden a los niños chinos tener influencias del exterior, en momentos en que el gobierno cada vez más nacionalista busca reafirmar la ideología socialista en las aulas del país.
“Entiendo que quieran quitarle presión a los padres pero no entiendo por qué es tan repentino y rígido”, comentó Josti, de 44 años, una exmaestra de escuela que desde el 2017 se dedica a la formación en línea.
“Estábamos sirviendo de puente entre los dos países, y parece que se acabó antes de terminarlo”, comentó. “A nivel personal es doloroso”.
Valores socialistas
Cindy Mi, fundadora de la plataforma educativa en línea VIPKid, dijo en marzo a la televisión estatal china que su empresa tenía 800,000 estudiantes chinos, en lo que ella definió como una “aula global”.
Pero pocos meses después, VIPKid anunció que no daría más clases de inglés con tutores en el exterior debido a las nuevas reglas.
Lo mismo hicieron otros sistemas de educación a distancia, como GOGOKID y 51talk.
Tim Gascoigne, un formador canadiense en VIPKid, dijo que los cambios cerraron un interesante espacio para el intercambio cultural y el aprendizaje.
“Mucho de lo que se daba era ‘edutenimiento’, clases divertidas, interactivas, cortas con hablantes nativos, era una gran comunicación transcultural”, dijo.
Las reformas parecen ser parte de un conjunto más amplio de medidas para controlar lo que se enseña en las aulas, luego de que el año pasado China prohibió los materiales educativos extranjeros y ordenó enseñar en todas las escuelas la ideología del presidente Xi Jinping.
Los dirigentes chinos “le prestan atención a varios factores como los valores socialistas, el patriotismo y la soberanía educativa”, comentó Claudia Wang, especialista en educación en la consultora Oliver Wyman.
“Tal vez sea difícil tener un formador estadounidense o europeo para enseñarle historia o patriotismo a un niño chino”, comentó.
Mercado negro
Dado que aún existe una gran demanda para este tipo de clases en inglés, los especialistas dicen que está emergiendo un mercado negro.
Algunas plataformas de enseñanza buscan reclutar a docentes extranjeros en China para dar clases, indicó Jessica, quien trabajó en una agencia educativa en Pekín.
Otros profesores ofrecen clases alternativas en las redes sociales.
En el 2017 había más de 400,000 educadores extranjeros en China, según un estudio de la prensa estatal, aunque algunos se han ido por la pandemia y los rígidos controles fronterizos.
“La mayoría de los chicos que conozco aún tienen una forma de aprender inglés y adquirir lo que necesitan”, acotó Jessica.
Muchos padres chinos prefieren profesores extranjeros para las prácticas de conversación y para aprender inglés oral, según la madre de familia Wang Xiaogui.
“Mi hija extraña mucho a su maestra”, dijo Wang, cuya hija Wendy, de 14 años tomaba clases con una profesora estadounidense en la ciudad oriental de Shaoxing.
“La profesora se preocupaba realmente por mi hija”, agregó.