Los países de Europa occidental se verían “relativamente poco afectados” si Rusia cortara el suministro de gas, pues tienen terminales para importar gas natural licuado (GNL) de otros proveedores, afirmó la analista Aura Sabadus, de la empresa ICIS, especialista en mercados energéticos.
Sabadus respondió a la prensa en un acto organizado por el Instituto Ucraniano de Londres, en el que sostuvo que tampoco incidiría especialmente en cuanto a suministro, aunque sí en los precios, por una reducción de la oferta de petróleo ruso, pues podría obtenerse de otros productores como “Irán o Venezuela”.
Un corte del gas por parte de Rusia impactaría sobre todo en los Estados del este de Europa, incluida Ucrania, que tienen “menos acceso a terminales y más dependencia histórica” de la potencia vecina, advierte.
El efecto entre los 27 miembros de la Unión Europea (UE) y el Reino Unido sería desigual, tanto por su diverso grado de dependencia de las importaciones vía gasoducto desde Rusia como por su diferente capacidad de importar gas por barco en forma de GNL.
“Cortar el gas, por supuesto, también perjudicaría a Rusia, porque en última instancia con los ingresos de su venta financian esta guerra”, señaló la experta.
Para los consumidores europeos, el mayor riesgo a corto plazo sería si Rusia detuviera el suministro de gas en los próximos días, cuando se prevé que haga frío y por tanto “haya un aumento de la demanda”, aunque el impacto también dependería de si el corte fuera parcial o total.
Entre indicaciones de que, en parte por las sanciones, Rusia podría incumplir ya en abril el pago de su deuda soberana, otro riesgo para el suministro energético sería si la gasística estatal Gazprom quedara en “una situación financiera precaria” al no poder recibir pagos, dice la especialista. “Es una situación que hay que seguir de cerca”, avisó.
Sabadus alertó de otras dos circunstancias de riesgo en Ucrania.
Por un lado, los ataques por parte del Ejército ruso a plantas nucleares, lo que, además de suponer un peligro para sus trabajadores, contaminación ambiental y riesgo radiactivo, podría utilizarse para “chantajear” a la comunidad internacional, manifestó.
Por otro, Ucrania lleva días operando su electricidad de manera autónoma tras desconectarse de la red rusa y a la espera de unirse a la europea, lo que se espera que suceda de forma inminente, en un proceso que, en un caso extremo, podría generar un gran apagón.