El líder conservador español, Pablo Casado, llamó ese domingo a practicar un “constitucionalismo militante” y a la unión del voto de derechas en torno al opositor Partido Popular (PP) como única alternativa política viable al presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez.
Casado cerró en Valencia (este) la convención nacional del PP arropado por todos sus barones regionales, como símbolo de su liderazgo en el partido, donde la presidenta regional de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se ha convertido en un valor emergente.
Ante nueve mil personas en el interior de la plaza de toros de la ciudad y tres mil fuera, según datos del PP, Casado reivindicó un partido “sin complejos”, al que “no le tiemblen las piernas”, “unido como una piña”.
“Aquí estamos otra vez con la cabeza alta, las manos blancas, los bolsillos limpios y el corazón enamorado de España”, proclamó el líder opositor, que dio por superada su “travesía en el desierto”.
Casado, que fue elegido presidente del PP en julio de 2018, perdió las dos elecciones generales a las que se presentó hasta ahora, en abril y noviembre de 2019, ganadas por el socialista Sánchez, quien gobierna en coalición con Unidas Podemos (izquierda).
Los casos de corrupción que afectan a dirigentes de la etapa anterior y la fragmentación del voto de derechas ha restado fuerza a los conservadores españoles, que compiten por parte del electorado con la extrema derecha de Vox y los liberales de Ciudadanos, aunque estos últimos están muy debilitados en estos momentos.
En ese sentido, Casado apeló al voto útil para el PP como el único partido que garantiza que “una mayoría social de centroderecha se convierta en un gobierno de centroderecha”.
Según las encuestas electorales, Ciudadanos desaparecería prácticamente del Parlamento en unas próximas elecciones (en el otoño de 2023, si no se adelantan), pero el PP necesitaría los diputados de la extrema derecha para poder formar una mayoría de gobierno.
Casado criticó duramente al Ejecutivo actual por usar, a su juicio, el poder de forma despótica y pretender tutelar la vida de los españoles, y al socialismo en concreto, al que acusó de destruir todo lo que dice proteger.
Nada más llegar al poder, anunció Casado, pondrá en marcha tres grandes planes nacionales de reformas estratégicas de institucionalidad, empleo y familia.
Rechazó “lecciones” de la izquierda sobre democracia, feminismo o ecología, al tiempo que se mostró firme contra el independentismo catalán y reivindicó el papel de PP en la derrota de la banda terrorista ETA.