La segunda parte de la carrera electoral en Chile entre el ultraderechista José Antonio Kast y el izquierdista Gabriel Boric transcurre de forma vertiginosa hacia el centro político en busca del voto moderado, desde unas posiciones iniciales antagónicas y en parte extremas.
El habitual ajuste de los programas para los balotajes de los comicios chilenos es más notable en la presente contienda, toda vez que en la primera vuelta del pasado 21 de noviembre las dos opciones que sumaron más apoyos representaban posiciones escoradas a uno y otro lado del espectro político.
Las alternativas de centroderecha y centroizquierda fueron desestimadas por los electores, pero sus votos pueden ser ahora la clave que decida qué candidato se impone en la segunda vuelta del próximo domingo, de la que saldrá el sucesor del actual presidente chileno, el conservador Sebastián Piñera.
Una carrera electoral que lidera apretadamente Boric según la mayoría de las encuestas y con algún sondeo incluso hablando de un empate técnico.
“Como los candidatos que ganaron están prácticamente en los polos y las demás alternativas estaban más al medio, es lógico moderar el discurso. Cuando aspiras a ser el presidente de todos, lo que hay que hacer es buscar una postura de estadista”, dijo Cristóbal Bellolio, académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez.
La moderación de Kast
Kast, exdiputado y abogado de 55 años que en varias ocasiones defendió la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), lucha por quitarse el sambenito de “ultraderecha” que le pone la prensa.
En esta segunda fase de la campaña matizó su discurso en algunos aspectos como los relativos a la mujer, a la que prometió fijar como “su prioridad”, y al medioambiente, asegurando que dará “una batalla épica contra la desertificación y el cambio climático”.
Pero sigue presentándose contrario al aborto y al matrimonio igualitario, y como valedor de la seguridad, del control de la inmigración ilegal y del libre mercado, aunque en esto último también moderó su discurso y afirmó que el “núcleo” de su propuesta es “garantizar una vida digna que tiene la base en las personas, no en la economía”.
La moderación de Boric
Boric, diputado de 35 años y abanderado de una formación de izquierdas que cuenta con el apoyo del Partido Comunista, llamó para el balotaje a economistas de la centroizquierda y flexibilizó sus ambiciosas metas de recaudación fiscal del 8% del PBI en ocho años, añadiendo mayor gradualidad.
Aspira a construir un modelo de bienestar con pensiones solidarias y un sistema de sanidad universal, pero ahora ofreció también un discurso más cercano a la gente, dando más importancia a temas como la seguridad, el narcotráfico o la inmigración.
También fue notable su postura respecto al proyecto que busca indultar a las personas detenidas durante las protestas sociales del 2019, diciendo que no lo habrá para quienes hayan cometido delitos en el marco de esas marchas, que estremecieron al país.
El riesgo de la impostura
El académico de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile Octavio Avendaño dijo a Efe que vislumbra en esta moderación el riesgo de que los nuevos programas se vean como “impostaciones de algo que ni siquiera estas figuras se creen”.
Bellolio sospecha que quienes van a inclinar la balanza son los que en la primera vuelta votaron a otras opciones (46.28% de votos, en total), aunque Avendaño suma también la importancia de perseguir el favor del 53% de las personas que se abstuvo de ir a las urnas en esa ocasión.
“Por lo general, hay una franja del electorado que participa en una elección pero no necesariamente va a participar en la elección siguiente, por eso es muy importante que las candidaturas se vuelquen a ese 53% que no concurrió, porque de ahí puede surgir aquel segmento del electorado que va a modificar el resultado”, expresó Avendaño.
La incógnita Parisi
El primer paso de los dos contendientes fue buscar el apoyo de las alternativas de la centroderecha y la centroizquierda tradicionales que quedaron fuera del balotaje, el cual consiguieron en nombre de sus abanderados, y el segundo mirar de reojo al excandidato Franco Parisi, el trozo de tarta más deseado.
Este economista liberal de discurso populista contra la política tradicional concitó la tercera mayoría en la primera vuelta, con el 12,80 % de los votos, pese a llevar más de un año fuera de Chile y hacer campaña únicamente por redes sociales.
Kast buscó acercarse a estos votantes y acudió al programa que Parisi realiza en YouTube; mientras que Boric, aunque reconoció que electoralmente le sería “rentable” participar en ese mismo espacio, declinó la invitación aludiendo a las deudas de pensión alimenticia del excandidato, las cuales, dijo, “tiene que pagar”.
“Numéricamente es clave, sin duda”, afirmó Bellolio, aunque el sentido del voto de sus simpatizantes es una incógnita.
Se trata de un sector “hastiado y desencantado de la política”, por lo que podrían no acudir a las urnas toda vez que no está su candidato en las papeletas, apuntó el experto, pero también es un elector que tiene nexos tanto con la derecha como con la izquierda.
Conecta con la derecha porque “es un animal de mercado” que “se preocupa de su propio ascenso social”, explicó Bellolio, pero a la vez “odia a la élite y a los poderosos porque nunca le han permitido entrar en ese grupo y ese nivel de resentimiento muchas veces conecta con los discursos de izquierda”.