Tras haber permanecido por más de un año hacinados en un campamento improvisado en el norte de México, un reducido grupo de migrantes llegó el jueves a Estados Unidos para continuar su proceso de asilo, enterrando la política del expresidente Donald Trump que obligó a miles a esperar en el país latinoamericano.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) dijo el jueves que 27 personas habían cruzado el puente internacional hacia Texas, fronterizo con la ciudad mexicana Matamoros, donde las familias esperaron por meses, como parte del controvertido programa Protocolos de Protección a Migrantes (MPP), también conocido como “permanecer en México”.
“Es una situación muy grave la que vivió esta gente en las carpas, es bueno lo que están haciendo pero lamentablemente fue fuera de tiempo”, opinó el padre Francisco Gallardo, director de una casa de migrantes en Matamoros.
Se estima que en México hay cerca de 25,000 personas esperando respuesta a su petición de asilo en Estados Unidos, unas 700 de ellas en el campamento, de acuerdo a datos oficiales.
Recientemente, la encargada especial para temas de la frontera sur de Estados Unidos, Roberta Jacobson, aseguró que la idea era cerrar el campamento y agilizar el proceso para miembros del MPP.
Las gélidas temperaturas en la frontera entre Estados Unidos y México habían hecho del campamento de Matamoros una prioridad, dijo el miércoles el Departamento de Seguridad Nacional.
El Instituto Nacional de Migración de México (INM) no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
Cada año, miles de migrantes mayormente centroamericanos, emprenden una larga y peligrosa travesía a través de México con la intención de encontrar un mejor futuro en Estados Unidos. Sin embargo, algunos sufren las inclemencias del clima, otros son víctimas del crimen y pocos llegan a su destino final.