En un nuevo indicio de su creciente preocupación por la inflación en Estados Unidos, el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, anunció que la Fed no puede estar segura de que el aumento de precios vaya a ceder en la segunda mitad del año entrante, como muchos economistas esperan.
Powell dijo a la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes que la mayoría de los economistas ven el alza actual de precios —que ha elevado la inflación a su nivel más alto en tres décadas— principalmente como una respuesta a las interrupciones causadas por la pandemia en el suministro y la demanda.
Los estadounidenses han pasado más tiempo en casa, han aumentado sus gastos en muebles, electrodomésticos, laptops. El incremento de la demanda por esos productos, combinado con escasez de piezas, han resultado en trabazones en la cadena de suministro y alzas de precios.
Ya antes, Powell ha expresado su creencia de que esos desequilibrios oferta-demanda deberían desaparecer al aliviarse la pandemia, lo que reduciría la inflación. Pero el miércoles, dijo que, aunque ese resultado es “probable”, es solamente un pronóstico.
“Lo que digo es que no podemos actuar como si estuviésemos seguros”, indicó. “No estamos seguros para nada. La inflación ha sido más persistente y elevada que lo que esperábamos”.
El martes, cuando habló ante el Comisión de Servicios Financieros del Senado, Powell habló de un cambio más rápido hacia el alza de las tasas de interés que lo que se esperaba.
El martes dijo que sería “apropiado” que el banco central considere acelerar la reducción de compras de bonos en su próxima reunión a mediados de diciembre. Eso despejaría el camino para que la Fed eleve su tasa de interés de referencia en la primavera.
Los precios de las acciones se desplomaron tras el comentario de Powell. Las bajas tasas de interés han sido un motor impulsor clave de los récords alcanzados en la bolsa de valores durante la pandemia. Las acciones recuperaron el miércoles la mayoría de lo perdido la víspera.
Powell desestimó además las ganancias salariales este año como algo que pudiera aumentar más la inflación, indicado que él no ve una espiral salarios-precios como la de la década de 1970.