Después de que la campaña del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentara una demanda contra el condado de Maricopa (Arizona) por votos supuestamente no contados, sus simpatizantes trabajan sin descanso para recabar pruebas entre los habitantes de la zona.
Llamadas de varias horas, videoconferencias, cadenas de correos “interminables” y encuentros en persona son algunas de las maneras en las que los trabajadores y voluntarios de la campaña de Trump han estado pasando los últimos días, desde que empezaron a “detectar indicios de fraude en los centros de votación”, explica a Efe un empleado que prefirió no identificarse.
“Durante los tres primeros días tras las elecciones, no asistieron republicanos como observadores a un centro de conteo: solo demócratas e independientes”, argumenta esa fuente, que tiene un cargo elevado dentro de la campaña en el estado de Arizona.
“Muchos” votos anulados erróneamente
En el caso concreto del condado de Maricopa, el más grande de Arizona y el cuarto más poblado de Estados Unidos, los simpatizantes de Trump han encontrado “muchas irregularidades” en el conteo de votos, especialmente porque “muchos” fueron anulados de manera errónea porque los electores usaron un tipo de rotulador que traspasó el papel.
“Solo porque el registrador de nuestro condado haya dicho que este tipo de rotuladores no causaron que se cancelaran miles de papeletas, no significa que sea cierto”, defiende el trabajador de la campaña, desmintiendo un comunicado oficial del Centro de Elecciones del condado de Maricopa en el que expresamente informaron de que el uso de marcadores indelebles conocidos como “sharpies” es totalmente legal.
Como prueba, la fuente muestra a Efe una decena de fotografías de papeletas enviadas por personas del condado que sufragaron su voto con este tipo de rotulador y que, posteriormente, comprobaron que había sido anulado. “¡No hay forma de que se cancelen tantas papeletas por otras razones! Soy observador electoral desde el 2013 y lo sé”, apunta.
Otra seguidora de Trump, la mexicana Patricia Romero, denuncia que el “sharpiegate” es real.
“En la boleta dice solo utilizar plumas con tinta negra o azul, pero había demócratas cerca de las urnas robando las plumas y entregando ‘sharpies’ para que el voto fuera nulo”, asevera.
Ante estas dudas, la campaña de Trump y el Comité Nacional Republicano (RNC, por sus siglas en inglés) presentaron este sábado una demanda en Arizona en la que señalan que el condado de Maricopa rechazó de forma incorrecta los votos emitidos por los votantes en persona el martes 3 de noviembre.
Un software que cambia votos
Otra de las vías que pretenden comprobar desde la campaña de Trump, con un ejército de voluntarios dispuestos a lo que sea necesario para no tener a un “Gobierno comunista”, según sus palabras, es que los demócratas utilizaron un software que presuntamente cambió los votos en una “treintena” de estados.
Entre ellos, Nevada, Arizona, Minesota, Michigan, Georgia y Pensilvania.
“Hay un software llamado ‘Dominion’ que han usado para cambiar votos de Trump para favorecer a Biden”, dice, en este caso sin mostrar ningún documento que lo pruebe. Pero sí contando que se trata de uno de los temas más hablado en estas reuniones virtuales diarias que hace con sus equipos en Arizona y en otros estados.
Esa denuncia la hizo también la presidenta del RNC, Ronna McDaniel, después de que un error humano en Michigan con ese software provocara que varios votos cambiaran de opción.
Ante las acusaciones de McDaniel, el Departamento de Estado de Michigan señaló en un comunicado que los comicios ahí “se llevaron a cabo de manera justa, eficaz y transparente y son un reflejo exacto de la voluntad de los votantes”.
“El equipo y el software no funcionaron mal y todas las papeletas se tabularon correctamente”, agregaron.
Pese a la oficialidad de las fuentes, el empleado de la campaña no confía en el “poder establecido” y espera que Trump sea finalmente reelegido para un segundo mandato a partir de enero. Hasta entonces, trabajarán “sin descanso”.