La Reserva Federal (Fed) podría tener que ralentizar o dejar de reducir su balance de casi 9 billones de dólares antes de lo que muchos esperan ahora, según un informe de Barclays.
Los analistas del banco de inversión escribieron esta semana que el ritmo actual de reducción probablemente tenga que cambiar en la primera mitad del próximo año.
Esto se debe a que, si la Fed sigue adelante con la reducción de su balance, las reservas bancarias caerían a finales de 2023 a niveles que complicarían el mantenimiento de un control firme de la tasa de los fondos federales, la principal herramienta del banco central estadounidense para influir en la dirección de la economía.
Hasta ahora, los funcionarios de la Fed han dado pocas orientaciones sobre la duración y el alcance del recorte de las tenencias, señalando únicamente que lo ven como un proceso largo que se dirige a un final incierto.
“No sé cuál es el punto final de nuestro balance”, dijo el miércoles el presidente de la Fed de Mineápolis, Neel Kashkari, pero “tenemos un camino por recorrer”.
El punto final del proceso es complicado debido a una serie de factores, pero la mayor incertidumbre es que no está claro cuándo el sistema financiero pasa de unos niveles amplios de reservas bancarias a uno en el que son escasas.
Las reservas escasas significan que la tasa objetivo de los fondos federales puede volverse volátil, lo que no les gusta a los banqueros centrales. Cuando las reservas se agotaron en septiembre de 2019, la Fed se vio obligada a intervenir para reforzarlas mediante la compra de activos y las inyecciones temporales de liquidez.
El análisis de Barclays se conoce en un momento en que la Fed está endureciendo su política monetaria en dos frentes. Su intento de reducir una inflación en máximos de 40 años está llevando a sus autoridades a elevar de forma agresiva su rango de tasas de interés de los fondos federales, con aumentos que probablemente se extiendan al próximo año.
La retirada del estímulo también ha supuesto la reducción del tamaño del balance de la Fed, que pasó desde US$ 4.2 billones en marzo de 2020 a un máximo de unos US$ 9 billones en la pasada primavera boreal, debido a los esfuerzos de estímulo de compra de bonos vinculados a la pandemia de coronavirus.
A partir de setiembre, la Fed empezó a reducir sus reservas en US$ 95,000 millones al mes y ahora ascienden a US$ 8.8 billones. En medio de este descenso, las reservas bancarias han ido disminuyendo.
El informe de Barclays dice que, debido a los cambios en el sistema financiero, es probable que los niveles totales de reservas se vean presionados a niveles más altos, lo que significa que “el nivel actual de reservas bancarias está probablemente más cerca de la escasez de reservas de lo que podría haber sido el caso antes de 2015″.
Según el informe, la senda que sigue ahora la Fed reducirá probablemente algo más de un billón de dólares de su balance en 2023, lo que significa que las reservas se convertirán en un problema para la política monetaria antes de que acabe el año.
El reporte reconoce que la Fed podría modificar la configuración de su caja de herramientas de control de tasas o recurrir a otras medidas que podrían comprarle algo de espacio en la cuestión de las reservas. Pero ese tipo de cosas solo ofrecen un respiro temporal, lo que hace que alterar el ritmo de la reducción del balance sea la herramienta más valiosa.
Con información de Reuters