Al borde de alcanzar el límite legal de endeudamiento de la nación el próximo jueves, el gobierno de Estados Unidos está recurriendo a “medidas extraordinarias” para evitar un impago.
Suena inquietante, ¿cierto?
Pero, respire profundo. Técnicamente, la frase se refiere a un montón de soluciones contables. Sí, contables.
Debido a que el tope de deuda limita la emisión de bonos del gobierno — la manera en que Estados Unidos pide dinero prestado — estas soluciones transfieren los fondos entre cuentas y deberán mantener al gobierno en funcionamiento al menos hasta junio, según una misiva que envió la secretaria del Tesoro Janet Yellen la semana pasada.
En teoría, el presidente Joe Biden y el Congreso usarán el tiempo adicional para llegar a un acuerdo para elevar el tope legal de deuda de US$ 31,38 billones del país. Estas negociaciones suelen ser intensas y hasta el último segundo, con un inmenso daño económico en juego. Pero ha habido alrededor de 80 acuerdos para elevar o suspender el tope de deuda desde la década de 1960.
Lo que podría ser preocupante no es la existencia de medidas extraordinarias, sino lo que sucede si se agotan a mediados de este año sin que se llegue a un acuerdo. Los economistas han advertido que eso podría desencadenar una crisis financiera global.
Hasta el momento, el presidente de la Cámara de Representantes Kevin McCarthy y Biden están jugando lo que podría ser un peligroso juego de ver quién aguanta más sin parpadear, con la economía más grande del planeta en medio.
A continuación, algunas preguntas y respuestas sobre la situación:
¿Qué son las medidas extraordinarias?
La carta de Yellen del viernes enumeró dos medidas que empezarán a aplicarse este mes a fin de evitar una mora del gobierno.
Primero, el gobierno suspenderá temporalmente los pagos a los fondos para jubilación, incapacidad y salud de los empleados federales. Segundo, suspenderá la reinversión de bonos gubernamentales de próximo vencimiento en las cuentas de ahorro para el retiro de los trabajadores del gobierno.
Al suspender los pagos, el gobierno puede reducir la cantidad de deuda pendiente. Eso le permite al Departamento del Tesoro seguir financiando las operaciones gubernamentales, según la misiva de Yellen.
¿Qué le permite al tesoro usar estas medidas?
Aquí no hay discusión alguna. El Congreso le ha otorgado al Departamento del Tesoro las facultades para hacerlo.
Debido a que se trata de cuentas para el retiro, nadie resulta perjudicado por los pagarés del gobierno. Los fondos se restituirán en su totalidad una vez que se promulgue la suspensión o el incremento al tope de deuda. No son necesariamente las medidas las que pueden perjudicar a la economía, sino las dudas entre los consumidores y negocios sobre si los legisladores aumentarán el límite de deuda.
¿Qué tan grandes son estos fondos para el retiro?
Hacia el final del año fiscal 2021, había US$ 986,000 millones en activos netos en los fondos para el retiro del servicio civil y los empleados federales, según un reporte de la Oficina de Administración de Personal. Las contribuciones gubernamentales requeridas para los fondos son lo suficientemente grandes para que estas medidas extraordinarias sirvan durante prácticamente cinco meses.
¿Qué tan común es esto?
“Los Departamentos del Tesoro en cada gobierno de las últimas décadas han usado estas medidas extraordinarias cuando ha sido necesario”, escribió Yellen en su carta.
Las medidas se utilizaron por primera vez en 1985 y han sido usadas en al menos 16 ocasiones desde entonces, según la Comisión para un Presupuesto Federal Responsable, un órgano de supervisión fiscal.
¿Por qué se tiene un límite de deuda?
Antes de la Primera Guerra Mundial, el Congreso necesitaba aprobar la emisión de cada bono. El límite de deuda se creó como una solución para financiar las actividades bélicas sin la necesidad de una constante serie de votaciones.
Desde entonces, una herramienta creada para facilitar el funcionamiento del gobierno se ha convertido en una fuente de disfunción, avivando la guerra partidista y creando riesgos económicos debido a que la deuda ha ido creciendo en los últimos 20 años.
¿Qué tan arriesgada es esta politiquería en esta ocasión?
Luce alarmante, y no se ve cómo es que Biden, McCarthy y el Senado controlado por los demócratas encuentren terreno en común. Un impago podría resultar en la pérdida de millones de empleos, una profunda recesión que tendría implicaciones globales e, irónicamente, tasas de interés más elevadas que complicarían el manejo de la deuda federal.
McCarthy dijo el martes que deberían iniciarse de inmediato las negociaciones sobre posibles recortes presupuestales que buscan los republicanos a cambio de elevar el tope de deuda, incluso a pesar de que el gobierno de Biden ha comparado esa demanda con una toma de rehenes de la economía estadounidense.
“¿Quién quiere poner al país bajo cierto tipo de amenaza en el último minuto del límite de deuda?”, preguntó McCarthy. “Nadie quiere eso. Es por eso que estamos pidiendo: ‘Cambiemos nuestro comportamiento en este momento. Vamos a negociar’”.
El gobierno de Biden quiere que se incremente el tope de deuda sin ninguna condición preexistente. La secretaria de prensa de la Casa Blanca Karine Jean-Pierre descartó el martes cualquier negociación con McCarthy.
¿Las confrontaciones sobre el límite de deuda ayudan a reducir la deuda del Gobierno?
No mucho.
La Oficina de Asuntos Presupuestarios del Congreso (CBO por sus iniciales en inglés) calcula que los déficits presupuestarios anuales crecerán de casi US$ 1 billón a más de 2 billones en los próximos 10 años.
El desajuste en los próximos años refleja cada vez más los gastos del gobierno en programas como Medicare y Seguro Social que están sobrepasando los ingresos fiscales. Eso deja entrever que el gobierno necesitará reducir severamente sus gastos, aplicar grandes aumentos de impuestos o una combinación de las dos cosas.
En el 2011, cuando Barack Obama era presidente y Biden el vicepresidente, se llegó a un acuerdo bipartidista para elevar el límite de deuda en US$ 900,000 millones a cambio de recortes automáticos de gastos por US$ 917,000 millones en los próximos 10 años.
Pero la reducción de deuda nunca se materializó por completo.
Después de que Donald Trump asumió la presidencia en el 2017, los legisladores republicanos impulsaron nuevos aumentos a la deuda al aprobar recortes fiscales financiados por déficit. La deuda se aceleró todavía más con el inicio de la pandemia de coronavirus en el 2020, la cual causó un enorme endeudamiento gubernamental a fin de sacar al país de una profunda recesión.
La CBO estimó el año pasado que la deuda federal rebasaría los US$ 40 billones en el 2032.
(Con información de AP)