El mar de Salton atrajo en los años 1950 a la flor y nata de Hollywood, antes de sucumbir al olvido. Ahora, enormes reservas de litio en sus entrañas reavivan las esperanzas de las comunidades que residen alrededor del mayor lago de California.
“Esta es definitivamente la mayor reserva de litio identificada en Estados Unidos”, dice Jim Turner, director de operaciones de Controlled Thermal Resources (CTR), señalando el horizonte del llamado “Valle del litio”.
Por ahora la firma australiana sólo tiene un enorme taladro perforando el suelo donde proyectan una planta geotérmica y una de litio, metal codiciado para la fabricación de baterías, componente clave para la transición hacia energías renovables.
Pero Turner promete para el 2024 la extracción anual de 20,000 toneladas métricas de litio hidróxido, suficiente para montar unos 400,000 vehículos Tesla.
“En el 2021, se produjeron unas 500,000 toneladas de litio y la demanda posiblemente cierre con más de 400,000″, explica Juan Carlos Zuleta, analista especializado en el metal.
Con la demanda del metal duplicándose en esta década para la fabricación de baterías, Zuleta estima que el déficit de oferta disparará aún más el precio del litio.
Sólo en el 2021, el precio del litio hidróxido -valorado actualmente en más de US$ 25,000 la tonelada- aumentó más de 250%.
Rica en actividad geotérmica, la región del lago Salton puede ser impactada por este boom. Sin embargo, esta empobrecida zona desértica ha visto otros espejismos.
La riviera de Salton
El mar de Salton se formó en 1905, cuando el río Colorado se desbordó, inundando esta depresión y creando un lago de más de 800 km2.
En las décadas siguientes, ciudades como Salton City y Bombay Beach florecieron, con turistas que venían a nadar, a pescar y a navegar. Pero otra inundación las arrasó en los años 1970.
Sin salida ni fuentes de agua limpia en los últimos años, el lago va menguando y concentrando enormes niveles de salinidad.
Acumula además altas cantidades de residuos químicos provenientes de los cultivos.
Estos químicos quedan expuestos en las orillas a medida que el lago se seca y son arrastrados por el viento hacia las comunidades, convirtiéndose en una amenaza sanitaria que ya causa una alta incidencia de asma.
De la Riviera de Salton, promesa turística que amenazaba con destronar a la cercana Palm Springs, sólo quedan avisos y edificaciones corroídas. Salton City languidece, así como el lago en el cual nadie nada ni pesca más.
Con 15.5% de desempleo, el condado Imperial registra una de las peores tasas del país.
“Necesitamos cosas aquí. Estás en el condado más pobre del estado de California”, cuenta Ernie Hawkins, dueño del bar Ski Inn, en la vecina Bombay Beach.
La comunidad de unos 300 habitantes comenzó a atraer a artistas por sus paisajes apocalípticos.
El Ski Inn, cubierto del suelo al techo por billetes de un dólar que nunca han sido contados, sobrevive incluso a la pandemia, afirma Hawkins, de 79 años. Él cree que el litio podría ayudar aún más.
Pero unos kilómetros al norte, en Calipatria, hay escepticismo sobre cómo la comunidad podría beneficiarse.
“Escuchamos que habrá más empleo, que abrirán otras plantas, pero no vimos nada cambiar. Toca esperar”, dice Juan González, empleado de una cauchera, casi el único comercio funcionando en la ciudad.
“Posibilidades infinitas”
Desde una de sus orillas, cubierta de pequeños restos de crustáceos, el mar de Salton se ve interminable. No huele mal, pero no siempre es así, cuentan Charlie Diamond y Caroline Hung, del laboratorio de biogeoquímica de la Universidad de California, Riverside.
En su pequeño bote inflable, los investigadores, solitarios en este paraje, miden las condiciones del agua periódicamente. Diamond ve “una oportunidad única” en la promesa del litio.
“Depende [del diálogo entre] la comunidad y las plantas que esto sea una postal de éxito en el desarrollo de energías alternativas, o que se vuelva otro capítulo en la larga historia de esta región que ha sido dejada de lado económicamente”.
Para Hung es importante considerar además la opinión de los residentes, el impacto ambiental: “[Los operadores de las plantas] Tienen que pensar realmente en qué sucederá si el agua sigue retrocediendo, y ellos continúan expandiéndose”.
Turner afirma que la tecnología de CTR -nunca empleada comercialmente- tiene menor impacto ambiental que las técnicas de minería y evaporación, utilizadas a escala en la producción de litio.
La compañía tiene previsto que la planta en la que se extraerá la salmuera del litio funcione con energía geotérmica.
Después de su extracción, la salmuera será reinsertada al subsuelo garantizando un proceso cíclico con menor impacto ambiental.
Turner cree que esta explotación colocará a Estados Unidos -que sólo extrae litio en Nevada- como un competidor global en este mercado dominado por países como Australia y Chile.
El entusiasmo de Turner es contagioso para algunos en las silenciosas orillas del mar de Salton.
“Voy a poner una estación eléctrica para carros aquí”, dice Hawkins, señalando frente a su bar. “Una vez que arranque, las posibilidades serán infinitas. Quien sabe, quizás soy un soñador”.