A febrero de este año, un 58% de la población de Estados Unidos, más de 190 millones de personas, habían contraído COVID-19, según un relevamiento realizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
La cifra supera ampliamente los 80 millones de contagios registrados oficialmente, con una enorme mayoría casos no diagnosticados, asintomáticos o que no fueron notificados.
Cerca de 75% de los menores de 18 años resultaron infectados, de acuerdo con el informe basado en un estudio representativo de todo el país sobre los niveles de anticuerpos.
Hubo un amplio aumento de casos durante la ola de contagios por la variante ómicron en el invierno boreal, en particular entre los niños.
El estudio examinó entre septiembre y enero unas 75,000 muestras de sangre por mes tomadas de todo el país, así como 45,000 muestras en febrero, analizando únicamente los anticuerpos creados en respuesta a una infección previa, no a la vacunación.
El relevamiento utilizó métodos estadísticos ponderando edad, sexo y ubicación geográfica.
“Tener anticuerpos inducidos por infecciones no significa necesariamente estar protegido contra futuras infecciones”, dijo Kristie Clarke, codirectora del grupo de trabajo de serología de COVID-19, en una comunicación con periodistas.
“Se ha demostrado que una infección previa ofrece cierta protección contra la enfermedad grave y la hospitalización, en tanto la vacunación, ya sea antes o después de la infección, brinda protección adicional”, agregó, subrayando que es vital estar al día con la inoculación.
Estados Unidos ofrece actualmente una cuarta dosis para mayores de 50 años, y una tercera dosis para personas debajo de esa edad.
Los niños menores de 5 años son los únicos no elegibles para ser inoculados. “La mejor forma de protegerlos es asegurase de que estén rodeados de personas que toman las medidas preventivas, como estar al día con la vacunación”, afirmó Clarke.
Estados Unidos registra actualmente un aumento de los contagios con las subvariantes de ómicron BA.2 y BA.2.12.1, incluyendo una ola de casos entre la elite de Washington, que alcanzó a la vicepresidenta Kamala Harris, aunque es asintomática.
El noreste del país registra un aumento de las hospitalizaciones, y los CDC recomiendan usar mascarilla en espacios cerrados en esa región, aunque ya no es obligatorio.
Pese al aumento de las internaciones, hay un marcado descenso del número de muertos, debido a la creciente inmunidad entre la población, y porque las nuevas variantes son menos severas.
Actualmente hay un promedio de 300 muertes por día, y se espera que Estados Unidos alcance un millón de óbitos en las próximas semanas.