Las maniobras militares de China en torno a Taiwán han llevado a los representantes del gobierno de Estados Unidos a recalibrar su postura sobre si eliminar algunos aranceles o imponer potencialmente otros a Pekín, según fuentes familiarizadas con las deliberaciones.
El presidente Joe Biden no ha tomado una decisión al respecto, según las fuentes. Su equipo ha estado analizando por meses varias formas de aliviar los costos de los aranceles impuestos a las importaciones chinas durante el mandato de su predecesor, Donald Trump, mientras trata de frenar la inflación.
Se ha considerado una combinación de eliminar algunos aranceles, lanzar un nuevo análisis de la “Sección 301″ sobre áreas potenciales para nuevos aranceles, y ampliar una lista de exclusiones arancelarias para ayudar a las empresas estadounidenses que sólo pueden obtener ciertos suministros de China.
Los aranceles hacen que las importaciones chinas sean más caras para las empresas estadounidenses, lo que, a su vez, hace que los productos cuesten más a los consumidores.
Reducir la inflación es uno de los principales objetivos de Biden de cara a las elecciones de medio término de noviembre, que podrían cambiar el control de una o ambas cámaras del Congreso de manos demócratas a republicanas.
Sin embargo, la respuesta de Pekín a la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, la semana pasada a Taiwán, provocó un nuevo cálculo por parte del gobierno, que busca no hacer nada que pueda ser visto por China como una escalada.
Militares chinos participaron durante días en lanzamientos de misiles balísticos y ataques simulados contra la isla de Taiwán, que China reclama como propia.
“Creo que Taiwán lo ha cambiado todo”, señaló una fuente conocedora de los últimos acontecimientos del proceso.
Un funcionario de alto rango del gobierno aclaró que Biden no había tomado una decisión.
“El presidente no había tomado una decisión antes de los acontecimientos en el Estrecho de Taiwán y todavía no ha tomado una decisión, y punto. Todas las opciones siguen sobre la mesa”, indicó la fuente.
Los aranceles fueron impuestos en el 2018 y 2019 por Trump a importaciones chinas valoradas entonces en US$ 370,000 millones para presionar al gigante asiático por su presunto robo de propiedad intelectual estadounidense.
Algunos funcionarios, incluida la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, habían argumentado que los aranceles se impusieron a bienes de consumo “no estratégicos” que habían aumentado innecesariamente los costos para los consumidores y las empresas, y su eliminación podría ayudar a aliviar la inflación.