La Corte Suprema de Estados Unidos decidió anular la histórica sentencia Roe contra Wade de 1973, que reconocía el derecho constitucional de la mujer al aborto y lo legalizaba en todo el país, lo que supuso una victoria trascendental para los republicanos y los conservadores religiosos que quieren limitar o prohibir el procedimiento.
El tribunal, en un fallo de 6-3 impulsado por su mayoría conservadora, confirmó una ley de Misisipi respaldada por los republicanos que prohíbe el aborto después de las 15 semanas.
Los jueces sostuvieron que la decisión del caso Roe contra Wade, que permitía los abortos realizados antes de que un feto fuera viable fuera del útero -entre las 24 y 28 semanas de embarazo-, fue errónea porque la Constitución de Estados Unidos no menciona específicamente el derecho al aborto.
En mayo se filtró un borrador de la sentencia en el que se indicaba que el tribunal probablemente anularía Roe contra Wade, lo que provocó una tormenta política.
La ley de Misisipi había sido bloqueada por tribunales inferiores por considerar que violaba los precedentes de la Corte Suprema sobre el derecho al aborto.
La Organización de Salud de la Mujer de Jackson, la única clínica abortista que queda en Misisipi, impugnó la ley del 2018 y contó con el apoyo del gobierno del presidente demócrata Joe Biden en la Corte Suprema.
La ley permite el aborto cuando hay una “emergencia médica” o una “anormalidad fetal grave”, pero no tiene una excepción para los embarazos resultantes de una violación o incesto.
Un juez federal anuló en el 2018 la ley, citando el precedente de Roe contra Wade. La Corte de Apelaciones del Quinto Circuito de Estados Unidos, con sede en Nueva Orleans, llegó en el 2019 a la misma conclusión.
El caso Roe contra Wade reconoció que el derecho a la privacidad según la Constitución de Estados Unidos protege la capacidad de una mujer para interrumpir su embarazo. La Corte Suprema, en una sentencia de 1992 llamada Planned Parenthood del Sureste de Pensilvania contra Casey, reafirmó el derecho al aborto y prohibió las leyes que imponen una “carga indebida” al acceso al aborto.
El presidente de la Corte Suprema, John Roberts, criticó la filtración el 2 de mayo del borrador de la opinión del juez Samuel Alito en el caso y anunció una investigación para identificar al culpable.
Las filtraciones de la Corte Suprema son extremadamente raras, especialmente en lo que respecta a las deliberaciones internas antes de que se emita una sentencia. Tras la filtración, Biden condenó la anulación de Roe contra Wade como un paso “radical” e instó al Congreso a aprobar una legislación que proteja el acceso al aborto a nivel nacional.
Miles de personas se manifestaron a favor del derecho al aborto en Washington y otras ciudades después de la filtración, incluyendo algunos manifestantes en las casas de algunos jueces conservadores.
Los jueces en el 2016 anularon una ley de Texas que imponía regulaciones estrictas a los centros de aborto y a los médicos. En el 2020, los jueces anularon una ley de Luisiana que imponía restricciones similares a los médicos que practican abortos. Pero el tribunal se ha vuelto más conservador en los últimos años con la incorporación de tres nominados por el expresidente Donald Trump.
Desde el 2018, el tribunal perdió a dos defensores del derecho al aborto. La jueza liberal Ruther Bader Ginsburg murió en el 2020, siendo reemplazada por Amy Coney Barrett, quien señaló su apoyo a la anulación de Roe contra Wade como académica antes de unirse a la judicatura.
El juez Anthony Kennedy, un conservador que a veces se puso del lado de los jueces liberales en cuestiones sociales como el aborto y los derechos LGBT, se retiró en el 2018 y fue reemplazado por Kavanaugh. Kennedy formó parte de la mayoría en la decisión de 1992 y votó para anular la restricción del aborto en Texas en el 2016.
El juez Neil Gorsuch sustituyó en el 2017 al fallecido juez conservador Antonin Scalia, que se oponía al aborto.
Los sondeos de opinión muestran que la mayoría de los estadounidenses apoyan el derecho al aborto. Pero la anulación de Roe contra Wade ha sido un objetivo de los activistas antiabortistas y de los conservadores cristianos durante décadas, con marchas anuales en Washington, incluso en enero de este año.
El número de abortos en Estados Unidos aumentó un 8% durante los tres años que terminaron en el 2020, invirtiendo una tendencia de 30 años de descenso, según datos publicados el 15 de junio por el Instituto Guttmacher, un grupo de investigación que apoya el derecho al aborto.
La tasa de abortos en Estados Unidos alcanzó su máximo en 1980, siete años después de la sentencia de Roe contra Wade, con 29.3 abortos por cada 1,000 mujeres en edad fértil -de 15 a 44 años- y se situó en 13.5 por cada 1,000 en el 2017, antes de aumentar a 14.4 por cada 1,000 mujeres en el 2020.
En el 2020, se produjeron 930,160 abortos en Estados Unidos, y el 20.6% de los embarazos acabaron en aborto en el 2020, frente al 18.4% del 2017. Misisipi experimentó un aumento de 40% en los abortos realizados del 2017 al 2020.
A nivel mundial, el derecho al aborto en general ha ido en aumento. La Organización Mundial de la Salud (OMS) de la ONU dijo que alrededor de 73 millones de abortos tienen lugar en el mundo cada año, incluyendo el 29% de todos los embarazos.