“Cada país debería pensar en qué lado de la historia quiere estar”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki. (Foto: REUTERS/Jonathan Ernst).
“Cada país debería pensar en qué lado de la historia quiere estar”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki. (Foto: REUTERS/Jonathan Ernst).

instó a a abandonar la “ambigüedad” y dejar de “esconderse” para no condenar la invasión de , y le pidió ayuda para mitigar el impacto de la guerra en los mercados globales.

“Cada país debería pensar en qué lado de la historia quiere estar”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.

Preguntada por la postura de China, la portavoz recalcó que “ahora es el momento de que los líderes del mundo denuncien claramente la agresión flagrante del presidente (ruso, Vladímir) Putin y apoyen al pueblo de Ucrania”.

“Este no es un momento para la ambigüedad o para esconderse o esperar a ver qué pasa. Ya está claro lo que está ocurriendo”, subrayó Psaki.

Añadió que también es importante que China “sea parte del esfuerzo de mitigar y minimizar el impacto” de la guerra “en los mercados globales y los mercados energéticos del mundo”.

Pekín ha evitado condenar el ataque de Rusia a Ucrania al tiempo que ha pedido una salida diplomática a la crisis, un encaje de piezas complicado después de que el mandatario chino, Xi Jinping, profundizara su alianza con Putin hace apenas unas semanas.

China también mantiene que las sanciones no son efectivas para solucionar el conflicto y se opone a castigos unilaterales, al tiempo que ha aprovechado las tensiones para atacar la política exterior de Estados Unidos.

Después de meses de tensiones, Rusia lanzó esta semana una operación militar en Ucrania que empezó con bombardeos en varios centros urbanos y continuó con el despliegue de tropas, de forma que este viernes las unidades militares rusas están estrechando el cerco a la capital del país, Kiev.

Los combates han costado ya la vida a al menos 137 ucranianos y 316 han resultado heridos, según el Gobierno de Ucrania; y, además, miles de personas han tenido que huir hacia el oeste de Ucrania o hacia los países vecinos de Moldavia, Polonia, Rumanía y Eslovaquia.