Estados Unidos ganó una batalla legal para incautar un superyate de propiedad rusa en Fiyi y no perdió tiempo para hacerse cargo de la embarcación, valorada en US$ 325 millones, y sacarla de la nación del Pacífico Sur.
El fallo judicial fue una importante victoria para Washington, que encontró obstáculos en sus intentos de incautar los bienes de oligarcas rusos en todo el mundo. Aunque estas intenciones son bien recibidas por muchos gobiernos y ciudadanos que se oponen a la guerra en Ucrania, algunas de las acciones están planteando dudas sobre hasta dónde llega la jurisdicción estadounidense en el extranjero.
En Fiyi, el Tribunal Supremo levantó una orden de suspensión que había impedido que Estados Unidos embargase el superyate Amadea.
El presidente de la corte, Kamal Kumar, falló que, en base a las evidencias, las posibilidades de que la defensa presentara un recurso que pudiese ser atendido por el alto tribunal eran “nulas o muy escasas”.
Kumar dijo que aceptó el argumento de que mantener la embarcación atracada en el puerto de Lautoka, en Fiyi, estaba “teniendo un alto costo para el gobierno” de la nación insular.
“El hecho de que las autoridades estadounidenses se hayan comprometido a pagar los costos incurridos por el gobierno fiyiano es totalmente irrelevante”, apuntó el magistrado, que dijo que el Amadea “navegó por aguas de Fiyi sin permiso alguno y muy probablemente para eludir la persecución de Estados Unidos”.
Estados Unidos retiró la embarcación apenas una o dos horas después del fallo, posiblemente para asegurarse de que no se ve envuelto en más acciones legales.
Por el momento no estaba claro a dónde se llevará el Amadea, que el FBI ha vinculado al oligarca ruso Suleiman Kerimov.