El periodista ruso de Dojd, Denis Kataev. (Foto: Twitter de Denis Kataev).
El periodista ruso de Dojd, Denis Kataev. (Foto: Twitter de Denis Kataev).

En el pequeño estudio de una escuela de periodismo de París, Denis Kataev prepara su noticiario de la tarde. Este periodista trabaja para la cadena rusa Dojd, que emite desde el extranjero tras ser bloqueada en .

El lugar de trabajo es temporal. A inicios de septiembre, se reanudarán las clases y Denis Kataev dejará su lugar a los estudiantes.

Para continuar con su trabajo --”combatir la propaganda de Estado en Rusia”, en sus propias palabras--, deberá hallar otro estudio, una tarea complicada en la capital francesa.

“Soy optimista”, asegura este treintañero, cuyo rostro casi adolescente está adornado de gafas redondas. “Tenemos muchos problemas, pero estamos resolviéndolos”.

Dojd (La lluvia, en ruso) era uno de los pocos medios independientes en Rusia, de los pocos en cuestionar el discurso del Kremlin sobre la guerra en Ucrania.

El 3 de marzo, una semana después de la invasión, la cadena decidió suspender su trabajo. El regulador de las telecomunicaciones rusas le reprochó su cobertura crítica del conflicto.

Al igual que Dojd, el diario Novaya Gazeta o la radio Echo de Moscú, otros pilares de la información libre en la Rusia de Vladimir Putin, tuvieron que cesar sus actividades en suelo ruso.

Moscú adoptó una legislación que castiga hasta con 15 años de prisión la difusión de “informaciones falsas” sobre su ejército. Varios opositores y periodistas ya han sido procesados por denunciar la ofensiva en Ucrania.

50,000 abonados

En paralelo, los sitios internet de decenas de medios independientes fueron bloqueados en Rusia, entre ellos el de Dojd. Muchos periodistas se marcharon al exilio para esquivar la acción judicial.

El compromiso de Kataev es “un modelo para los estudiantes”, afirma Stéphanie Lebrun, directora del Centre de formation des journalistes, la escuela que le presta temporalmente sus locales.

“Mostrar como los periodistas de Dojd han querido mantener con vida el medio, en estas condiciones, es nuestro deber”, afirma Lebrun.

El 18 de julio, la cadena anuncia la reanudación de sus emisiones en Youtube. Sus 60 periodistas trabajan desde Riga, Tiflis, Ámsterdam y París.

“Por supuesto que es difícil trabajar en otros países. Hay que encontrar las cámaras, los estudios, pero también los visados. Los ciudadanos rusos actualmente tienen dificultades para obtenerlos”, explica el redactor jefe Tijon Dziadko, desde Letonia.

Él tampoco pierde la moral. “Millones de rusos quieren recibir información independiente. Están dispuestos a pagar y seguirán apoyándonos”, asegura, escéptico sobre los sondeos que muestran un apoyo masivo en Rusia a la “operación especial” en Ucrania.

Unos 50,000 rusos están abonados al sitio web de Dojd. Dziadko espera que se ponga en marcha de nuevo muy pronto para aquellos que dispongan de una VPN y puedan así consultarlo desde Rusia.

Su contribución, junto a las ayudas financieras y materiales de diferentes socios como las cadenas letona, georgiana y holandesa, permite por el momento revivir el medio ruso.

‘Continuar’

Una “excelente noticia”, apunta Pauline Adès-Mével, una portavoz de la oenegé Reporteros Sin Fronteras, que advierte no obstante de las dificultades.

La cadena, aunque solo sea visible en línea, “continuará viviendo bajo la presión permanente de una nueva prohibición de difusión, como todos los medios independientes que el Kremlin se esfuerza en silenciar”, avanza.

Antes incluso del inicio de la guerra, el gobierno ruso ya consideró “agente del extranjero” a Dojd, un estatuto que complica el trabajo de los periodistas y disuade a sus fuentes y anunciantes.

Aunque emite en línea, la cadena no está al abrigo de eventuales represalias del Kremlin. “Se puede bloquear Youtube, se puede bloquear internet. Pero mejor no pensarlo, sino trabajar”, resume Dziadko.

“La guerra en Ucrania es para mí el fin de Rusia, el fin de nuestras esperanzas”, subraya Denis Kataev, que abandonó su país para continuar su trabajo por una cuestión de “conciencia”.

“Hay una parte de la población que está contra el régimen de Putin, contra la guerra”, asegura, en referencia a los 25 millones de internautas que consultaron Dojd al inicio del conflicto. Por ellos, “debemos continuar”.