Por Marcus Ashworth
A menos que Vladímir Putin recupere rápidamente la cordura y se retire de Ucrania, Rusia está a punto de ser expulsada de los mercados internacionales de capital durante mucho tiempo. Todos los tenedores de bonos que aún tienen inversiones en la deuda de la nación están solos.
El Gobierno ruso ha tratado de seguir haciendo los pagos a sus acreedores, pero la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro de Estados Unidos está tensionando inexorablemente y con pericia la soga para detener esos flujos de dinero. Se están cerrando todas las vías y canales secundarios para que las entidades relacionadas con el Gobierno ruso sigan pagando sus deudas.
Las agencias de calificación crediticia y los proveedores de índices de bonos de referencia están eliminando los bonos de Rusia de sus negocios. Es probable que se desencadene un default formal por parte del Gobierno en las próximas semanas.
En efecto, Rusia ha reconocido su condición de paria al amenazar con emprender acciones legales y decir que detendrá las ventas de bonos por el resto del año. No está claro a quién o qué podría demandar con éxito, y la perspectiva de que Rusia emita nueva deuda ya se había evaporado cuando invadió Ucrania el 24 de febrero.
Como comentó el ministro de Hacienda ruso, Anton Siluanov, en el periódico ruso Izvestia, los costos de endeudamiento en cualquier venta de bonos serían “cósmicos”. Pasarán muchos años antes de que veamos al país acudir al mercado en busca de dólares, euros u otras monedas internacionales, pero Rusia también está deteniendo la emisión interna en rublos.
Eso no es un gran problema mientras Europa siga pagando US$ 1,000 millones al día por la energía rusa. Sin embargo, si las sanciones sobre el carbón son seguidas por prohibiciones sobre el petróleo y el gas, esos flujos de efectivo terminarían y su incapacidad para endeudarse comenzaría a doler.
“Rusia estará en default durante quizás una década”, dice Tim Ash, estratega de mercados emergentes de Bluebay Asset Management. “Eso significa que no hay acceso a los mercados internacionales de capital, los costos de endeudamiento son muy altos, incluso los de los instrumentos chinos, no hay inversión, no hay crecimiento, baja el nivel de vida. Es una perspectiva terrible para Rusia y los rusos”.
La consecuencia más reciente se observa en el mercado de seguros de impago de deuda (CDS, por sus siglas en inglés), con la dictaminación del comité de determinaciones de la Asociación Internacional de Swaps y Derivados (ISDA) de que la empresa estatal Russia Railways JSC cayó en incumplimiento de pago.
El mercado de CDS es donde se compra y vende la protección contra el impago de un emisor de deuda. Ahora que se ha sentado el precedente, la propia deuda soberana y la de otras entidades rusas seguramente sufrirán pronto el mismo destino.
El fallo de ISDA desencadena un proceso para determinar cómo los grandes bancos de inversión y los administradores de fondos se comprometen a liquidar los swaps, lo que normalmente se realizaría mediante una subasta de valores aceptables disponibles. Pero como será casi imposible cumplir con cualquiera de las obligaciones de deuda subyacentes porque ningún banco occidental puede procesar las transacciones, parece probable que se realice un simple pago en efectivo de los contratos de CDS.
Aún no se ha resuelto el porcentaje por el que se compensa a los tenedores de bonos, aunque es probable que se acerque al monto total asegurado. Lo que es importante para la industria financiera, que ha atravesado varias disputas de derivados crediticios, es que el sistema parece estar funcionando como se esperaba esta vez.
Sin embargo, los prestatarios rusos enfrentan un resultado sustancialmente peor que durante la anterior crisis de la deuda rusa en 1998, donde solo se incumplieron los pagos denominados en rublos, mientras que los acreedores en moneda extranjera permanecieron intactos, y el resto del mundo se unió para sacar al país de su crisis económica en los años siguientes.
Esta vez, Rusia está decididamente sola, enfrenta una crisis financiera de su propia creación y solo ella tiene la culpa.