La cumbre del Mercosur calienta motores este lunes, jornada previa a la reunión de jefes de Estado, con la flexibilización del bloque nuevamente sobre la mesa y un renovado clima de tensión tras la amenaza de represalias contra Uruguay por su interés en firmar acuerdos con terceros países.
Representantes de los Estados Parte y los Estados Asociados comienzan a verse las caras este lunes en la reunión del Consejo de Mercado Común, preparatoria de la cumbre de presidentes del martes a la que asistirán el argentino Alberto Fernández y el paraguayo Mario Abdo, además del anfitrión, Luis Lacalle Pou.
El mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, no estará presente en la cumbre, como ya lo hizo en julio pasado durante la reunión en Asunción.
Fernández recibirá del uruguayo Luis Lacalle Pou la presidencia protémpore del bloque.
El mandatario uruguayo auguró una reunión “entretenida” en declaraciones el miércoles pasado, luego de conocerse una nota que difundieron Brasil, Argentina y Paraguay en la que plantean la posibilidad de “eventuales medidas” en contra Montevideo por su pedido de adhesión al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP).
“Los tres países se reservan el derecho de adoptar las eventuales medidas que juzguen necesarias para defender sus intereses en los ámbitos jurídico y comercial”, advirtieron Buenos Aires, Brasilia y Asunción en un comunicado conjunto que critica la postura uruguaya de buscar acuerdos con países extrazona sin la anuencia del resto de los socios.
Horas después, el gobierno uruguayo concretó su solicitud de ingreso al acuerdo comercial integrado por Australia, Japón, Canadá, Nueva Zelanda, Brunei, Chile, Malasia, México, Perú, Singapur y Vietnam, a través de una carta entregada por su canciller, Francisco Bustillo.
Se trata de un nuevo capítulo que se suma a la disputa que el país más pequeño del bloque, con 3.5 millones de habitantes, mantiene con sus socios desde hace décadas.
De hecho, el gobierno de Lacalle Pou también intenta negociar un TLC con China sin la aprobación de los demás integrantes del Mercosur, lo cual ha crispado en particular a Argentina y Paraguay.
Una resolución conjunta del año 2000 y el tratado fundacional de 1991 apuntan a que los acuerdos del Mercosur deben ser alcanzados en grupo por los socios, una interpretación de la normativa que Uruguay no comparte.
Jugada política
La declaración de las tres cancillerías, y la decisión de difundirla en simultáneo, “es un mensaje, una jugada más política que concreta, un aviso que le da el Mercosur a Uruguay de algo que ya sabíamos que no compartían”, opinó el especialista en Relaciones Internacionales Ignacio Bartesaghi en declaraciones a la AFP.
Para el analista, “Uruguay no puede dar marcha atrás en algo que no comenzó” todavía.
“Lo que inició hasta ahora son anuncios y acciones que no tienen ningún tipo de posibilidad de reclamo legal”, consideró sobre la petición de ingreso al TCTPP así como el camino emprendido para negociar un tratado de libre comercio con China.
“Uruguay no está negociando todavía. Cerrar un estudio de factibilidad con China es considerado un primer eslabón de la negociación, sí, pero técnicamente no estás negociando nada aún. Y mucho menos con el TCTPP, que recién presentaste la nota”, resumió.
En este contexto, Bartesaghi consideró que en la cumbre “no habrá nada para presentar” y se repetirá el escenario de las reuniones pasadas, sin avances concretos.
“Quedará en evidencia una vez más el desencuentro del Mercosur en temas de consenso mínimos”, apuntó.
Además, el experto señaló que la ausencia de Brasil, “la potencia” de la región, por segunda vez consecutiva en una cumbre, es un claro indicador del frágil estado actual del bloque.
Fuente: AFP