Croacia conocerá este jueves si integrará la zona Schengen, la extensa área de libre circulación de la Unión Europea (UE). Si es aceptada las gigantescas filas de vehículos en sus fronteras con Hungría y Eslovenia serán cosa del pasado.
Los ministros de Justicia de la Unión Europea (UE) se reunirán el jueves para decidir si Croacia, Rumania y Bulgaria pasan a formar parte de la zona Schengen.
Zagreb espera una respuesta positiva a su petición, presentada en el 2016. Si los ministros dan el visto bueno, la decisión entraría en vigor el 1º de enero y tendría un impacto muy favorable en el turismo, un sector clave en la economía croata.
Uno de los puntos más delicados del caso croata era si su policía es capaz de gestionar su frontera con sus vecinos no miembros de la UE (Bosnia-Herzegovina, Montenegro y Serbia), en una época en que las migraciones irregulares representan un grave desafío para el país.
Desde el 2015, millones de migrantes, muchos de ellos procedentes de zonas de guerra, han intentado llegar a la UE poniendo su vida en peligro.
Una oleada que estuvo seguida de la pandemia de COVID-19 en el 2020, dos acontecimientos que empujaron a los países de la zona Schengen a reinstaurar un cierto control en sus fronteras.
“Levantar las barreras”
Si Croacia se une a la zona Schengen (un espacio de libre circulación para más de 400 millones de personas en Europa) las kilométricas filas que se forman en la frontera de Bregana, entre Croacia y Eslovenia, quedarán atrás.
“El 1º de enero, levantaremos las barreras y el tráfico será libre”, declaró a AFP el jefe de la policía fronteriza croata, Zoran Niceno.
En los aeropuertos, la decisión entraría en vigor el 26 de marzo, por razones técnicas.
Para Croacia, un país de 3,9 millones de habitantes, la libre circulación supondría un fuerte incentivo para el turismo.
Este año, el país recibió cuatro veces más turistas de los habitantes que tiene.
Sin control en las fronteras con la UE, los turistas podrán llegar más rápido, apuntó recientemente el jefe de la oficina de turismo nacional, Kristjan Stanicic.
“Todos los transportistas por carretera estarán contentos”, señaló por su parte Vladimir Jurcec, de la Asociación Nacional de Transportistas. Pertenecer al espacio Schengen les ahorrará entre seis y diez horas semanales.
“Ni filas ni pasar horas esperando”, comentó Filip Svetlicic, un camionero que en general pasa horas en trámites para salir de Croacia.
Además, el 1º de enero Croacia integrará la zona euro.
“Última línea”
Desde que el país ingresó en la UE en el 2013, ha heredado la complicada tarea de proteger una frontera exterior de más de 1,350 km con países que no son miembros del bloque comunitario.
Croacia se encuentra en la denominada ruta de los Balcanes occidentales que suelen utilizar los migrantes, pero también traficantes de armas, drogas y seres humanos.
La frontera con Bosnia es la más delicada de gestionar, por su extensión y por su terreno accidentado, con muchos ríos y montañas.
En el paso fronterizo de Stara Gradiska con Bosnia, la policía verifica minuciosamente los documentos de todos los viajeros.
“Esta es la última línea de defensa para la UE [...] hacia el este y esto representa un problema adicional a causa de los migrantes”, declaró Malik Safeta, un conductor de autobús de Sarajevo, acostumbrado a esos controles.
Croacia ha puesto en marcha paulatinamente las normas de Schengen en sus fronteras. Así, no deberían ocurrir cambios importantes en sus puntos de paso con los países de fuera de la UE a partir del 1º de enero.
Zagreb tendrá que gestionar el desafío de los migrantes. Las oenegés y medios de comunicación han denunciado en reiteradas ocasiones el violento trato que la policía croata da supuestamente a los migrantes, algo que las autoridades croatas niegan.
En los diez primeros meses del 2022, Croacia registró la entrada de 30,000 migrantes indocumentados, un 150% más que en el mismo periodo del año anterior, cuando el flujo se redujo fuertemente a causa de la pandemia.
(Con información de EFE)