El número inusualmente alto de mutaciones de la variante ómicron en el gen que ayuda a la propagación del coronavirus podría proporcionar pistas sobre cómo se desarrolló, según un análisis computacional de la variante.
La coexistencia de mutaciones en el llamado gen S que normalmente inhibiría la capacidad del virus para prosperar sugiere que dichas mutaciones están haciendo que la variante sea más eficaz en su propagación, según una publicación de blog de investigadores dirigidos por Darren Martin, profesor titular del Instituto de Enfermedades Infecciosas y Medicina Molecular de la Universidad de Ciudad del Cabo.
“Si bien individualmente las mutaciones podrían disminuir la aptitud de cualquier genoma en el que ocurren, colectivamente podrían compensar los déficits de los demás para producir un genotipo de virus más apto”, escribieron los investigadores en el blog.
Los científicos se han apresurado a responder a las preguntas planteadas por la aparición de la variante ómicron –que se secuenció por primera vez en Botsuana y Sudáfrica el mes pasado–, como la forma en que se desarrolló, cuán contagiosa es y la gravedad de la enfermedad causada por la variante en comparación con sus predecesoras, como delta.
El gen S permite la formación de la proteína espiga del virus, que le permite ingresar a las células humanas. Las mutaciones muestran que “podría existir cooperación entre diferentes partes del virus”, dijo Martin en una entrevista.
Según los investigadores, algunas de las hipótesis sobre su desarrollo son: que la variante haya surgido de un área donde la vigilancia genómica es baja o las personas tienen poco acceso a la atención médica; que la variante pueda haberse desarrollado en una persona inmunodeprimida, que habría albergado el virus durante un período prolongado, permitiéndole mutar; o que el virus haya regresado a una población animal, haya mutado y luego haya vuelto a infectar a humanos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y expertos en salud a nivel mundial han advertido en reiteradas ocaciones que la falta de acceso de África a las vacunas y la incapacidad de algunas naciones para administrarlas podría conducir a nuevas mutaciones del coronavirus.
Solo el 7% de la población de 1200 millones de personas del continente ha completado su esquema de vacunación, frente al aproximadamente 69% en el Reino Unido. La República Democrática del Congo, una nación de 100 millones de habitantes, ha vacunado solo al 0,1% de su población, mientras que Eritrea aún no comienza el proceso.
En el sur de África, la alta tasa de contagios por VIH se traduce en que hay millones de personas inmunodeprimidas.
“Solo podremos distinguir entre estas hipótesis con más datos”, dijeron los investigadores. “Un descubrimiento uno o más linajes de SARS-CoV-2 que tengan estrecha relación con la variante ómicron respaldaría la hipótesis de un fallo en la vigilancia”.
Pero el descubrimiento de variantes igualmente divergentes en infecciones humanas de largo plazo o en otras especies animales respaldaría las otras hipótesis, señalaron.