Chile anunció este jueves que empezará a aplicar la cuarta dosis de la vacuna contra el COVID-19 el próximo lunes a las personas inmunodeprimidas y desde el 7 de febrero a los mayores de 55 que hayan cumplido seis meses desde su anterior inyección.
”La nueva variante ómicron se está expandiendo aceleradamente en el mundo entero y, aunque en mucho menor proporción también está afectando a Chile”, indicó en una comparecencia pública el presidente chileno, Sebastián Piñera.
Tras el regreso de las fiestas navideñas, Chile registró este jueves 3.134 nuevos casos de COVID-19, la cifra más alta desde principios de julio, aunque la presión hospitalaria sigue siendo muy baja y aún hay más de 250 camas críticas disponibles.
Los contagios de ómicron bordean los 700 y el 80 % corresponde a viajeros, en su mayoría procedentes de Estados Unidos, según datos del Ministerio de Salud.
”La experiencia nos ha mostrado que la eficacia de las vacunas y también de los refuerzos disminuye con el tiempo y, también, con la aparición de nuevas variantes”, alertó el mandatario conservador.
Según Piñera, quien terminará su segundo mandato no consecutivo el próximo 11 de marzo, “una persona sin protección completa tiene seis veces más probabilidades de contagiarse y 20 veces más probabilidades de hospitalizarse en cuidados intensivos que una persona con dosis de refuerzo”.
Chile, donde la pandemia ha causado 1,8 millones de infecciones y más de 39.200 muertes, ha llevado a cabo una de las campañas de inoculación más exitosas del mundo, con más del 92 % de la población (19 millones de habitantes) con un esquema completo de vacunación de dos dosis o dosis única y con más de 11,3 millones de dosis de refuerzo aplicadas.
La vacuna más usada es CoronaVac, del laboratorio chino Sinovac, aunque también se administran en menor medida Pfizer/BioNtech, AstraZeneca y Cansino.
Sin embargo, todavía hay 1,6 millones de personas que no se han puesto la tercera dosis y que sufren restricciones de movilidad desde el pasado 1 de enero, entre las que destacan la prohibición de acceder al interior de bares y restaurantes.
”Quiero hacer un nuevo, encarecido y urgente llamado a los rezagados, que todavía son muchos y que a esta altura son muy porfiados, a que se vacunen ahora”, instó Piñera.