Los productores agropecuarios argentinos iniciaron este jueves una huelga de ocho días contra el cierre de las exportaciones de carne vacuna dispuesto por el presidente peronista Alberto Fernández, quien sostiene que es necesario para frenar el aumento del precio de un producto básico en la mesa de sus compatriotas.
El cese de comercialización de hacienda vacuna promovido por la Sociedad Rural Argentina, Coninagro, Confederaciones Rurales Argentinas y la Federación Agraria se extenderá hasta la última hora del 28 de mayo.
La decisión de cerrar las exportaciones del alimento más preciado en Argentina estará vigente por un mes y ha vuelto a tensar la cuerda entre el gobierno y los productores agropecuarios, que mantienen periódicos altercados sobre las políticas del sector, consideradas demasiado intervencionistas.
Fernández dijo que los argentinos deben comer carne “a precios razonables” durante una charla con el expresidente de Uruguay, José Mujica, a quien saludó por su cumpleaños, transmitida por una radioemisora de Buenos Aires.
“No es posible que los argentinos terminemos pagando por la carne un precio sideral... el asado es de todos”, dijo Fernández.
Los productores argentinos sostienen que el cierre de las exportaciones provocará una pérdida de confianza de los mercados de destino y también de divisas y que la misma medida se aplicó en el 2006 cuando gobernaba el presidente Néstor Kirchner (2003-2007), sin que bajaran los precios.
La resolución del Ministerio de Agricultura, que dispone que la medida entre en vigor en el jueves, indica que en el mercado exportador de carnes los precios experimentaron “un alza sostenida, producto de la creciente demanda... principalmente por parte de los mercados asiáticos”, en referencia a China, que compra el 75% de la carne que vende Argentina.
“Esta situación ha generado que los precios internos acompañen los de exportación de la carne vacuna”, agregó.
También argumentó que en el contexto de pandemia, que obligó al Estado a dirigir recursos a gastos sanitarios y a la “asistencia alimentaria de cerca de diez millones de personas”, la medida es razonable ante “un mercado con severas distorsiones y una crítica situación social, que pueden frustrar el acceso de la población a un producto esencial para su alimentación”.
Se exceptuó de la medida a la cuota Hilton enviada a Europa con cortes de alto valor y el cupo que Estados Unidos le otorgó a Argentina.
Fernández ha señalado en los últimos días la necesidad de “poner orden en quiénes exportan (carne) y poner el orden el Mercado de Liniers”, el principal mercado de venta de ganado en Argentina, porque “no es posible que los exportadores que venden a China vayan ahí” y por ello “prevalece el precio de la exportación y eso sólo tergiversa el precio del mercado interno”.
Entre abril y el mismo mes del 2020 se registraron subas de 65% en el precio de la carne vacuna, por encima de la inflación en ese mismo período, que fue de 46.3%. Su consumo en Argentina ha disminuido al calor del aumento de su valor y de la caída de los ingresos de la población por la crisis recurrentes.
El alza del costo de vida no da tregua y acumula una suba de 17.6% en lo que va de año.
Daniel Pelegrina, titular de la Sociedad Rural Argentina, respondió al presidente que “hay que entender la complementariedad entre lo que producimos para los mercados de exportación y para el de consumo interno. Mientras más carne podemos exportar, más carne podemos producir para el mercado interno y esa es la salida para el combate a la inflación, más producción”.