China promulgó este sábado una ley que limita las tareas y cursos extraescolares, una iniciativa cuyo objetivo es reducir la gran presión que sufren los alumnos, de acuerdo a medios oficiales.
En aras de proteger a la juventud, el gobierno ha aprobado varias reglas paternalistas en los últimos meses, con la finalidad de combatir aquellas actividades que considera perjudiciales para el desarrollo de los niños.
Anteriormente, había prohibido a los menores los videojuegos durante más de tres horas semanales para combatir la adicción, y redujo drásticamente el recurso a las tutorías privadas.
En estas últimas semanas, el gobierno también tomó más medidas ideológicas contra la idolatría a las celebridades, en particular referidas a programas de televisión en los que participan artistas considerados “vulgares” y “afeminados”.
En lo sucesivo, las autoridades locales deberán “robustecer su supervisión para que se reduzca la carga de los alumnos en cuanto a tareas y cursos extraescolares”, señaló la agencia oficial Xinhua, haciendo referencia a la ley aprobada este sábado por el Parlamento.
“Los padres deben distribuir de una manera razonable el tiempo dedicado a estudios, descanso, entretenimiento y actividad física de los menores para no incrementar su carga en términos de aprendizaje y evitar toda adicción a Internet”, señala el texto.
Esta ley llamada como de “promoción de la educación familiar” entrará en vigencia a partir del 1 de enero del 2022.
El sistema escolar de China es muy selectivo. Los chinos se preparan desde la infancia para pasar, a los 18 años, la prueba de acceso a la universidad, en la cual se determina si el estudiante está en condiciones de acceder a la educación superior y en qué establecimiento.
En este contexto, muchos padres gastan verdaderas fortunas para inscribir a sus hijos en las mejores escuelas o que reciban clases particulares, lo que afecta a sus finanzas y a la salud de sus hijos.
Frente al envejecimiento de la población, efecto secundario de décadas de políticas muy restrictivas sobre el control de la natalidad, China intenta ahora revertir la tendencia y permite que las parejas tengan hasta tres hijos.
Pero los costos vinculados a la educación provocan la reticencia por parte de los padres, por lo que las autoridades esperan de esta manera incentivarlos a procrear, intentando sobre todo reducir la carga escolar en varios aspectos.