De Alibaba a Tencent, las empresas más grandes de China vuelven a estar en el centro de una tormenta bursátil, provocada por especulaciones de que Pekín está preparando otra ofensiva contra el mayor escenario de internet del mundo.
Tres de las empresas más valiosas de China —Alibaba Group Holding Ltd., Tencent Holdings Ltd. y Meituan— perdieron más de US$ 100,000 millones en el transcurso de tres turbulentos días. Es un notable cambio de tendencia desde hace apenas una semana, cuando inversionistas como Charlie Munger detectaron gangas entre las gigantes tecnológicas chinas tras una venta masiva de US$ 1.5 billones en el 2021. Macquarie emitió un informe este mes titulado “pico de la represión”.
Ahora, los inversionistas intentan frenéticamente analizar una serie de eventos que sugieren que Pekín se está preparando una vez más para controlar su gigantesco sector privado.
Cuando Alibaba informe sus resultados el jueves, sus ejecutivos voleverán a enfrentar preguntas sobre las intenciones de Pekín para un sector sometido el año pasado a restricciones y castigos regulatorios sin precedentes, después de que el Gobierno de Xi Jinping lanzara una campaña de “prosperidad común” para frenar los excesos del sector tecnológico y obligarlos a compartir la riqueza.
El derramamiento de sangre comenzó el viernes, cuando el máximo responsable de la planificación económica del Estado exigió a Meituan y a sus homólogos que redujeran las comisiones que cobran a los restaurantes de las regiones afectadas por la pandemia. El lunes, un par de publicaciones en línea no verificadas que se hicieron virales sugirieron que Tencent, que resistió la embestida del 2021 mejor que la mayoría, se enfrentaba a una importante medida regulatoria, lo que obligó a su jefe de relaciones públicas a realizar un desmentido inusualmente agresivo.
Más tarde, ese mismo día, Bloomberg informó que Pekín había ordenado a las empresas estatales que informaran su exposición a Ant Group Co., propiedad de Jack Ma, la empresa más afectada en una campaña gubernamental de un año contra el “capital desordenado”.
“Los acontecimientos de las últimas 48 horas son una llamada de atención de que la regulación no ha terminado”, dijo Michael Norris, analista de la consultora AgencyChina, con sede en Shanghái. “Vamos a estar en una situación en la que la regulación y la desaceleración de la economía china van a ir de la mano. Va a ser un reto para las empresas que dependen de los consumidores y de la publicidad de los comerciantes poder hacer los números de este año”.
Aunque muchos inversionistas contaban con el fin de la implacable presión regulatoria, seguían existiendo dudas fundamentales sobre la capacidad de los gigantes tecnológicos chinos para reanudar el crecimiento del que habían disfrutado durante una década de expansión casi ilimitada. Ya se esperaba que Alibaba y Tencent registraran su ritmo más lento de aumento de ingresos trimestrales desde su salida a bolsa.
Se esperaba que el conmocionado sector actuara este año con más cautela que nunca, disminuyendo, por ejemplo, las contrataciones y adquisiciones de años anteriores. Didi Global Inc. se está preparando para reducir el número de empleados hasta en un 20% antes de su salida a bolsa en Hong Kong, según informó Bloomberg News la semana pasada.
Weibo Inc., similar a Twitter, ha empezado a reajustar sus negocios desde principios de año, asignando a algunos empleados a nuevas funciones antes de despedirlos, informó la empresa en un comunicado la semana pasada, en respuesta a publicaciones en línea en las que se alegaba que la empresa estaba despidiendo a una ole de personas.
“El período dorado de internet en China probablemente ya quedó atrás”, afirmó Jessica Tea, de BNP Paribas Asset Management. “Dicho esto, creemos que el punto álgido de la intensidad regulatoria probablemente quedó atrás en este ciclo, a medida que pasamos de la normalización de las políticas a la normalización del crecimiento”.
Ahora, las últimas exigencias impuestas a Meituan y a sus compañeros de reparto de comida, como Ele.me de Alibaba, sugieren que también están siendo presionados para que presten un servicio nacional, con inciertas implicaciones a largo plazo.
La medida de recortar las comisiones de entrega de alimentos muestra que Pekín va a reclutar a empresas privadas ricas para aliviar la carga de las empresas más pequeñas, duramente afectadas por la desaceleración económica de China y su estrategia cero covid, según escribieron esta semana los analistas de Goldman Sachs dirigidos por Ronald Keung.
Su objetivo es “ayudar a las empresas de los sectores afectados a superar el impacto de los desafíos relacionados con el covid mediante la reducción de sus costos”, señalaron. Aunque puede afectar la rentabilidad a corto plazo de Meituan y de Ele.me, empresa de Alibaba que genera pérdidas, los analistas “no ven ningún impacto a largo plazo en el negocio de Meituan”.
Los riesgos para el crecimiento son especialmente importantes en Alibaba, que el año pasado recibió una multa récord de US$ 2,800 millones después de que los reguladores la obligaran a poner fin a ciertas prácticas de exclusividad comercial que supuestamente la ayudaban a superar a sus rivales. El golpe regulatorio ha recortado el valor de mercado de la empresa de US$ 858,000 millones en octubre del 2020 a unos US$ 310,000 millones.
Sus perspectivas ya son difíciles. Los analistas prevén que los ingresos aumenten solo un 11% en el trimestre de diciembre, lo que supone el menor ritmo de crecimiento desde que salió a bolsa en el 2014. El margen operativo de Alibaba ha caído del 30.4% en el 2017 al 10.7% en los doce meses que terminaron en setiembre, presionado por los nuevos competidores y el debilitamiento del crecimiento económico.
La empresa ha visto cómo las plataformas de streaming de vídeo Douyin —el hermano local de TikTok de Byte Dance Ltd.— y Kuaishou Technology alejan el negocio de sus mercados Taobao y Tmall. Para empeorar las cosas, su principal comerciante de influencias en línea, Viya, se vio envuelto en un escándalo de evasión de impuestos.