La deforestación en la selva amazónica de Brasil disminuyó hasta julio del presente año, según datos del Gobierno publicados este miércoles, logrando retroceder desde un máximo de 15 años que alcanzó bajo el mandato del presidente saliente Jair Bolsonaro.
La destrucción se redujo un 11% respecto del 2021 a 11.568 kilómetros cuadrados, según los datos anuales de la agencia de investigación espacial brasileña Inpe. Sin embargo, la cifra sigue siendo mayor a la de cualquier año del 2009 al 2020.
“Es mejor tener una cifra menor que una mayor, pero sigue siendo una cifra muy alta, la segunda más alta en 13 años”, dijo Marcio Astrini, director del grupo de defensa del medio ambiente Observatorio del Clima.
La Amazonia, la mayor selva tropical del mundo, absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono, un gas que contribuye al calentamiento global y que se libera a la atmósfera a través de la deforestación.
Ane Alencar, directora científica del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia, dijo que no ha habido cambios en la política de Bolsonaro de debilitar los organismos ambientales para explicar la caída de la deforestación.
Alencar y Astrini dijeron que era imposible saber inmediatamente por qué cayó la deforestación, comentando que tal vez el clima o los ciclos económicos podrían ser un factor.
La medición anual de la deforestación elaborada por el programa de seguimiento por satélite PRODES del Inpe es mucho más precisa que su sistema de alerta rápida DETER, que publica datos semanales.
La destrucción de los bosques es la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero de Brasil. El informe PRODES, publicado el miércoles, constituye el punto de referencia para medir si Brasil cumple sus compromisos medioambientales y climáticos.
El promedio de deforestación en los últimos cuatro años de Bolsonaro es aproximadamente un 60% superior al de los cuatro años anteriores. La oficina de Bolsonaro no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
“Ya estamos viendo las consecuencias de la deforestación. Hay más sequía, temporadas de lluvia más cortas, un aumento de los incendios, un aumento de las temperaturas”, dijo Mariana Napolitano, directora científica de la organización sin ánimo de lucro WWF-Brasil.
(Con información de Reuters)