“Mentira”. “Pare de mentir, ¿tendré que exorcizarlo para que pare de mentir?”. Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva intercambiaron acusaciones e intentaron llegar a los electores indecisos este viernes con temas clave como la economía y el aborto, en el último debate a dos días del balotaje brasileño.
El presidente y el exmandatario se acusaron mutuamente sin descanso, empantanando la discusión en el último cruce televisivo, en el que ambos buscaron seducir al electorado más vulnerable.
“Lula, usted sabe que todo el sistema está contra mí (...), pare de mentir”, dijo el ultraderechista, que se mantuvo hablando fuera de su atril, vestido con traje, corbata azul y revisaba constantemente anotaciones en su mano izquierda. “¿Tendré que exorcizarlo para que pare de mentir?”, agregó.
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Lula, con corbata roja y quien escuchaba a Bolsonaro desde su atril, aseguró que “los brasileños saben quién es el mentiroso” y atacó la gestión de su rival.
“Durante cuatro años, este señor (Bolsonaro) gobernó el país y no dio ningún aumento real de salario, esa es la verdad”, espetó Lula después de que el mandatario prometiera que reajustará el salario mínimo de los vigentes 1.212 reales -229 dólares- a 1.400 reales -265 dólares-.
Lula, de 77 años, acusó también a Bolsonaro de “aislar a Brasil del mundo” durante su gobierno: “Brasil está más aislada que Cuba. Los cubanos tienen relación con casi toda América del Sur. Usted no tiene relación con nadie”.
“El mundo árabe me recibe de brazos abiertos. Hablé con (Joe) Biden hace poco, converso con todos”, retrucó el presidente.
La tensión fue palpable por momentos.
“Quédate aquí, Luiz Inácio”, pidió Bolsonaro en un momento en que estaban próximos.
“No quiero quedarme cerca de usted”, respondió el izquierdista, alejándose.
- Aborto, Viagra y Dios -
Lula, que llega como favorito en los sondeos, y Bolsonaro, que busca la reelección a sus 67 años, debatieron en TV Globo tras un mes de campaña plagado de golpes bajos y desinformación en la televisión y las redes sociales.
Los candidatos se acusaron mutuamente de estar a favor del aborto. Lula leyó un discurso de 1992 en el que el mandatario, como diputado, defendió en el Congreso el uso de pastillas anticonceptivas, llamadas “pastilla de aborto” por el candidato del PT.
“Usted es abortista convencido. No tiene ningún respeto con la vida”, respondió Bolsonaro, visiblemente nervioso tras la acusación. Más tarde, levantó los brazos y aludió a Dios en un guiño al electorado evangélico.
En el último sondeo de Datafolha, publicado el jueves, Lula recuperó una ventaja de seis puntos al reunir 53% de los apoyos contra 47% del mandatario, considerando los votos válidos, sin nulos ni en blanco.
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En la primera vuelta del 2 de octubre, Lula obtuvo el 48% de los votos y Bolsonaro un sorpresivo 43%, superando lo que anticipaban las encuestas.
En otro tramo del debate, Lula le pidió al presidente explicaciones por la compra de 35 mil comprimidos de viagra para el Ejército.
Bolsonaro se defendió diciendo que “es usado para tratamiento de próstata”.
“¿Usted usa viagra?”, remató Bolsonaro, ante un Lula que esquivó la pregunta.
“Fue un antidebate, no hubo nada que pudiera mudar el escenario”, dijo el comentarista Octavio Guedes en Globonews.
El presidente parecía confiado tras el resultado de la primera vuelta, pero al menos dos hechos de la última semana pueden haber complicado su avance: declaraciones de su ministro de Economía, Paulo Guedes, sobre una posible desvinculación del aumento del salario mínimo al valor de la inflación, y la insólita reacción de un exdiputado bolsonarista que al ser arrestado respondió con granadas y tiros que hirieron a los agentes policiales.
Bolsonaro levantó esta semana un nuevo foco de sospechas al denunciar supuestas irregularidades en la difusión de piezas publicitarias en radios del noreste del país.
El Tribunal Superior Electoral (TSE) desestimó las alegaciones por falta de pruebas y advirtió a la campaña del presidente que la denuncia podría constituir un “crimen electoral” y un intento de “tumultuar la segunda vuelta”.
Analistas sostienen que Bolsonaro está preparando el terreno para cuestionar los resultados en caso de que pierda.