El maíz y la soja modificados se usan ampliamente en la producción de alimentos y para piensos, pero históricamente ha habido más resistencia a las cepas modificadas de trigo y arroz que los humanos consumirían con menos procesamiento. (Foto: Reuters)
El maíz y la soja modificados se usan ampliamente en la producción de alimentos y para piensos, pero históricamente ha habido más resistencia a las cepas modificadas de trigo y arroz que los humanos consumirían con menos procesamiento. (Foto: Reuters)

Reguladores de todo el mundo ya se sienten más cómodos con los cultivos resistentes a las sequías, ya que la pandemia y la guerra en Ucrania avivaron los temores sobre la seguridad alimentaria, superando las dudas que había sobre el consumo de granos modificados genéticamente.