El sector público debe asimilar prácticas innovadoras comunes en las empresas privadas para producir los cambios que requiere Latinoamérica a la hora de marcar la senda de recuperación tras la crisis de la pandemia del COVID-19 y la amenaza del cambio climático, indicó en entrevista Irene Arias, gerente general del laboratorio de innovación del Banco Interamericano de Desarrollo, BID Lab.
En la primera jornada del evento PPP Américas 2021, Arias indicó que analizan nuevos modelos de Asociación Público-Privada (APP) para el desarrollo y que para ello es necesario que los gobiernos puedan “conectar con contrapartes del sector privado interesadas en ofrecer soluciones innovadoras.”
Según Arias, las APP presentan hoy una gran oportunidad para apalancar innovación y amplificar su impacto, por ello BID Lab ha trabajado en ampliar la propuesta de valor de estos contratos para llevar el clásico concepto de infraestructura física a uno de infraestructura social donde la tecnología juegue un papel clave.
En PPP Américas 2021, se compartirán experiencias de APP innovadoras y eficientes como el caso de Inova HC, red de hospitales y clínicas en Brasil, y los bonos de impacto social en Colombia.
“Son ejemplos que ya se han probado y que han sido objeto de evaluaciones rigurosas para extraer lecciones aprendidas” y cómo se pueden reproducir, explica Arias a EFE.
“Definitivamente lo vemos (PPP Américas) como un foro de negocios, no solamente un foro de intercambio de conocimiento”, subraya Arias, quien insiste en que uno de los objetivos de este encuentro es que “se pueda traducir en proyectos tangibles”.
El objetivo del departamento que dirige Arias, “es utilizar la innovación y todo lo que ofrece la tecnología hoy para generar modelos más inclusivos, que permitan superar grandes retos que tiene la región de una forma innovadora con soluciones escalables en beneficio de las poblaciones pobres y vulnerables”.
BID Lab, con más de 1,500 socios alrededor del mundo, incluyendo los 26 países de América Latina y el Caribe donde genera impacto, fue concebido para asumir un nivel de riesgo que no puede tomar el BID con el sector público ni BID Invest con el sector privado.
Ese es su rol diferenciador, “correr mayor riesgo para probar nuevas ideas y modelos de negocio que aceleren una recuperación de la región que sea verde, inclusiva y resiliente, el norte de la Visión 2025 que ha definido el Grupo BID”.
Arias destacó la potencia de BID Lab para movilizar recursos de terceros, “seis dólares por cada dólar de capital propio el año pasado”, que les permite amplificar el impacto de los recursos públicos que gestiona. En su historia, desde 1993, han invertido más de US$ 2,000 millones y actualmente aprueban unos 100 millones al año en cerca de cien proyectos, que pueden ir desde los 150,000 hasta US$ 5 millones.
“El tamaño no es tan importante, sino el poder que pueden tener en cambiar paradigmas, en abrir nuevos mercados o en probar soluciones que luego se puedan escalar a través de política pública o financiamiento público o privado”, expresa Arias.