Los bancos centrales deben involucrarse en la batalla contra el cambio climático, afirmó la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde.
“Los bancos centrales no están conduciendo el autobús en la lucha contra el cambio climático, cuando deberían hacerlo. Deben ver cómo el cambio climático afecta su estrategia, instrumentos, políticas”, afirmó.
Lagarde percibe al cambio climático como uno de los principales riesgos para la economía y el sector bancario en los próximos años.
Desde su llegada al frente de la institución, a finales del 2019, pretende que la protección del clima sea un “elemento fundacional” de la acción del BCE.
Este verano boreal, el BCE decidió, durante una revisión de su estrategia, integrar nuevos criterios relacionados con el clima en su política, en particular en lo que respecta a las compras de activos.
Y recientemente lanzó su primera prueba de resistencia a los choques climáticos con los principales bancos de la zona euro.
“El cambio climático es un factor muy importante de lo que estudiamos, de la forma en que tomamos nuestras decisiones, enmarcamos nuestras herramientas y nuestras políticas de inversión”, sostuvo Lagarde. “Pero es ante todo un asunto de los gobiernos”.
La Comisión Europea propuso en julio establecer un “mecanismo de ajuste del carbono en las fronteras” de la UE.
La medida apunta a gravar, a partir del 2023, determinadas importaciones (de acero, aluminio, cemento, fertilizantes, electricidad) al precio del mercado europeo de carbono.
Los estados miembros de la UE aprobaron la hoja de ruta para este proyecto el mes pasado, pero sin pronunciarse sobre modalidades que dividen a los 27 y serán discutidas más adelante.