Brasil y México están comenzando a salir de la pandemia, lo que está impulsando la demanda de combustible para transporte en carretera en las dos economías que compran más gasolina y diésel a Estados Unidos.
Incluso ahora, al tiempo que ambos países siguen luchando con altas tasas de contagios de COVID-19, los líderes gubernamentales han iniciado las medidas de reapertura, impulsando una mayor actividad económica. El tránsito en Brasil ha aumentado con la ampliación de horarios en gimnasios y restaurantes en el estado más poblado del país a partir del 1 de julio.
En México, estudiantes en la capital regresaron este mes a clases presenciales, y estadios de fútbol y cines han abierto a 50% de su capacidad.
“Definitivamente estamos en camino de recuperación en la región”, dijo Suzanne Danforth, analista de Wood Mackenzie Ltd. “Es una recuperación desigual entre México y Brasil, pero aún así ambos están progresando”.
Si bien la demanda de crudo se ha recuperado rápidamente en Estados Unidos, China y Europa, América Latina se encontraba entre las regiones más afectadas por la pandemia. Brasil y México, las dos economías más grandes de la región, representan en conjunto alrededor de siete de cada 10 barriles de las exportaciones de gasolina de Estados Unidos, lo que las hace fundamentales para la recuperación del mercado mundial del petróleo.
La demanda de combustible para motores en Brasil, una categoría que incluye gasolina y etanol, debería volver a los niveles previos a la pandemia en el último trimestre de este año, dijo Danforth. La necesidad de Brasil de importaciones de combustible de Estados Unidos también aumentó después de que las refinerías de petróleo recortaran la producción de combustible por mantenimiento.
México, que tiene la campaña de vacunación más lenta de América del Norte, debería ver la demanda recuperarse a un ritmo más lento hasta alcanzar los niveles prepandemia en el último trimestre del 2022, señaló.
Para la mitad de sus necesidades de gasolina, México depende de las importaciones, la mayor parte de ellas producidas por refinerías de la Costa del Golfo de EE.UU. La demanda seguirá siendo mayor que la capacidad del país para producir sus propios combustibles, dijo Adrian Duhalt, becario de doctorado en estudios de energía en el Instituto Baker de la Universidad Rice.
En mayo, el flujo de gasolina, diésel y combustible para aviones desde la costa del Golfo a México fue el más alto de este año. Por lo general, de una a tres cargas de combustible salen desde una refinería estadounidense hacia los puertos de México cada día, según muestran los datos de envío compilados por Bloomberg.
“México ciertamente quiere avanzar en la producción de más gasolina y reducir las importaciones, pero eso es difícil de lograr”, dijo Duhalt en una entrevista telefónica desde Houston. “Necesita un gasto de capital intenso”.