“¡Basta ya! Los combates deben cesar”, lanzó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, tras la apertura este lunes de la sesión extraordinaria de urgencia de la Asamblea General que decidirá si condena o no la invasión de Rusia a Ucrania, tras el fracaso del Consejo de Seguridad.
Esta reunión excepcional de los 193 miembros de la ONU, la primera de este tipo en 40 años, se inició con un minuto de silencio en memoria de las víctimas del conflicto iniciado el 24 de febrero con la invasión rusa de Ucrania.
“Si Ucrania no sobrevive, que no nos sorprenda si fracasa la democracia”, dijo el embajador ucraniano ante la ONU, Sergiy Kyslytsya. “Salven a Naciones Unidas, salven la democracia y defiendan los valores en los que creemos”, imploró en un grave discurso.
Bajo el título “La agresión armada no provocada de Rusia contra Ucrania”, el proyecto de resolución que será sometido a votación de la Asamblea, impulsado por los europeos en coordinación con Kiev y obtenido por la AFP, “condena en los términos más fuertes la agresión de Rusia contra Ucrania”.
“La guerra no es la respuesta”, recordó Guterres antes de subrayar que “necesitamos paz ahora”.
El texto es similar al presentado por Estados Unidos y Albania y rechazado por un veto de Rusia en el Consejo de Seguridad el viernes. Reclama el retiro inmediato de las tropas rusas de Ucrania y el fin de los combates.
Sus autores esperan rebasar el centenar de votos favorables en la Asamblea, en donde no existe el derecho de veto.
En el Consejo de Seguridad, los países africanos y latinoamericanos (México y Brasil) secundaron la denuncia de la invasión formulada por Estados Unidos y Europa. En la Asamblea General, se espera que los habituales respaldos de Moscú -Siria, Cuba, China, India, Venezuela, Nicaragua, entre otros- apoyen la política rusa o se abstengan al momento de votar.
La sesión extraordinaria de la Asamblea General -que ha ocurrido cerca de una docena de veces en la historia de la ONU- será un barómetro de la evolución del mundo, según diplomáticos.
Durante los últimos años, los regímenes autócratas, militares o no, como Rusia, Birmania, Sudán, Mali, Burkina Faso, Venezuela o Nicaragua, parecen estar ganando terreno frente a las democracias.
“La amplitud de la invasión muestra que la intención de Vladimir Putin es ocupar el país, destruir la democracia (en Ucrania) e instalar un gobierno fantoche en Kiev”, resumió el fin de semana en el periódico Le Monde Josep Borell, alto representante de la Unión Europea para los Asuntos Exteriores, quien señaló este lunes que la invasión rusa es “cada vez más brutal”.
Proteger a los civiles
A corto plazo, la ONU va a concentrarse en la crisis humanitaria desencadenada por la invasión rusa. Estados Unidos y la Unión Europea prevén que el conflicto pueda desplazar a entre cinco millones y siete millones de personas.
En tanto, Francia convocó una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad para este lunes a las 15:00, con el objetivo adoptar el martes una resolución a favor del “cese de hostilidades”, “la protección de civiles” y que “permita” la llegada de ayuda humanitaria “sin obstáculos”.
Desde que inició la invasión, Rusia esgrime la “legítima defensa” prevista por el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas. Tras haber desplegado decenas de miles de militares en Ucrania y sus alrededores, con tanques, aviones de combate y buques, Putin evocó el domingo implícitamente la amenaza nuclear para doblegar a Ucrania, provocando la indignación de Estados Unidos y Europa.
Moscú aseguró que apunta únicamente contra objetivos militares, una afirmación que rechazan los occidentales y la ONU, que contabilizó un número de víctimas civiles y ataques a infraestructuras civiles que podrían asimilarse a crímenes de guerra.
“Este es un patrón del presidente Putin que hemos visto a lo largo de este conflicto: fabricar amenazas que no existen para justificar más agresiones”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, a la cadena ABC, tras la decisión del presidente ruso de colocar a sus fuerzas de disuasión nuclear en alerta máxima.
El argumento ruso de la autodefensa fue categóricamente rechazado tanto por los occidentales como por la ONU, que acusa a Moscú de violar el artículo 2 de la Carta de Naciones Unidas que exige a sus miembros abstenerse de toda amenaza o recurso a la fuerza para dirimir una crisis.