Desviar la mirada al hablar es un comportamiento que puede tener múltiples interpretaciones desde la perspectiva psicológica. (Pexels)
Desviar la mirada al hablar es un comportamiento que puede tener múltiples interpretaciones desde la perspectiva psicológica. (Pexels)

Desviar la mirada al hablar es un gesto común que todos hemos experimentado en algún momento. Sin embargo, este comportamiento puede ser interpretado de múltiples maneras, y no siempre se trata de una señal de deshonestidad, como a menudo se cree. Hoy en Gestión Mix te revelaré el verdadero motivo detrás de este fenómeno desde una perspectiva psicológica, desmitificando algunos de los mitos más comunes.

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¿Por qué desviamos la mirada al hablar?

Desviar la mirada al hablar es una conducta que puede tener diversas explicaciones, y no todas están relacionadas con la mentira o el engaño. La psicología ofrece varias perspectivas sobre este comportamiento, que van más allá de las interpretaciones superficiales. A continuación, detallaremos algunas de las razones más comunes por las cuales una persona puede desviar la mirada durante una conversación.

1. Procesamiento cognitivo

Una de las razones más frecuentes para desviar la mirada es la necesidad de procesar información. Cuando estamos hablando, especialmente sobre temas complejos o emocionales, nuestros cerebros están trabajando arduamente para organizar nuestros pensamientos y formular respuestas coherentes. Desviar la mirada puede ser una forma de reducir las distracciones y concentrarse mejor en la información que estamos tratando de procesar. Esta conducta permite a nuestra mente enfocar recursos en la elaboración de una respuesta adecuada.

2. Regulación emocional

El control de las emociones también juega un papel importante en por qué desviamos la mirada. Cuando enfrentamos situaciones que nos provocan ansiedad, vergüenza o incomodidad, desviar la mirada puede ser una forma de manejar estas emociones. Al apartar la vista, es posible que intentemos protegernos de una sobrecarga emocional o evitar una mayor exposición emocional. Este mecanismo es particularmente común en situaciones en las que sentimos presión o incertidumbre.

3. Normas culturales y sociales

Las normas culturales y sociales también influyen en cómo y cuándo desviamos la mirada. En algunas culturas, evitar el contacto visual directo es una señal de respeto o sumisión, mientras que en otras puede ser visto como un signo de evasión o falta de interés. Por lo tanto, el contexto cultural y social en el que se produce la conversación puede afectar la interpretación de este comportamiento. Conocer estas normas puede ayudarnos a entender mejor las razones detrás de la desviación de la mirada.

4. Estrategias de comunicación

Desviar la mirada puede ser una estrategia consciente para manejar la comunicación no verbal. Algunas personas lo hacen para evitar interrumpir o para dar al interlocutor el tiempo necesario para expresar sus pensamientos. Este tipo de comportamiento puede ser particularmente útil en conversaciones delicadas o en situaciones en las que es importante mostrar empatía y respeto hacia la otra persona.

5. Evaluación de la Situación

En ocasiones, desviar la mirada puede ser una forma de evaluar la situación o de buscar información adicional. Al apartar la vista, podemos estar tratando de observar nuestro entorno o de recopilar datos que nos ayuden a tomar decisiones más informadas. Este comportamiento es común en situaciones en las que es necesario analizar el contexto antes de responder o actuar.

Desmitificando el mito de la mentira

Uno de los mitos más comunes es que desviar la mirada siempre indica que alguien está mintiendo. Sin embargo, la psicología ha demostrado que este no es el caso. La relación entre el contacto visual y la verdad es mucho más compleja de lo que comúnmente se asume. Según estudios psicológicos, las personas pueden desviar la mirada por una variedad de razones que no tienen nada que ver con la deshonestidad.

Un estudio realizado por el psicólogo Paul Ekman, conocido por su investigación sobre las emociones y el lenguaje corporal, sugiere que no hay una conexión directa y confiable entre la desviación de la mirada y la mentira. Ekman argumenta que el contacto visual puede variar significativamente entre individuos y culturas, y que basar una evaluación de la veracidad únicamente en este comportamiento puede llevar a conclusiones erróneas.

SOBRE EL AUTOR

Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.

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