FOTO 1 | Problema 1. La factura tiene 25 días de retraso y ahora tu cliente pide una restructuración de su esquema de pagos
Los especialistas en temas de cobranza aconsejan que, si puedes evitarlo, no te conviertas en el banco de tu cliente. Una mejor solución es presentar opciones alternativas, por ejemplo, pago con tarjeta de crédito (personal o empresarial).

“Si tienes una orden de pago de $5,000 ó $10,000 y el deudor no quiere cubrir el monto con su tarjeta de crédito, estás en problemas”, dice Steve Wideman, vicepresidente ejecutivo del servicio de cobranza de Credit Control LLC. “Esto es señal de que definitivamente no podrás cobrar, ya que si esta persona no está dispuesta a cargarlo a su propia tarjeta, entonces es un hecho que no tiene la certeza de que tendrá dinero para pagar”.

Si aceptas una restructuración a plazos, comienza por preguntarle a tu cliente qué causó el retraso y escucha con cuidado la respuesta. “Ésta te dará pistas acerca de su situación y la forma en que finalmente te afecta”, opina Steve Harms -coautor del libro Manual de crédito y cobranzas para idiotas-, quien agrega: “Si en verdad el deudor enfrenta problemas serios, probablemente sí puedes establecer un esquema a plazos y fijar el primer pago para hoy mismo”. Insistir en “hoy” es la clave, afirma el experto, “es una prueba contundente para saber si el cliente miente”.
Técnicas efectivas para cobrar el dinero

| Una señal clara de que la economía no está tan fuerte como debería es que las historias acerca de batallas de cobranzas se incrementan. Para los dueños de negocios, especialmente de aquellas empresas cuya base de clientes es más bien pequeña, un par de pagos que transformen el esquema habitual a 30 días en uno más lento a 45 días puede significar la diferencia entre pagar la nómina y tener que hacer frente a una oficina llena de empleados enojados.

En estos días ninguna compañía puede considerarse inmune al síndrome del pago atrasado. Con los ingresos disminuidos y las reservas afectadas, no todos los negocios disponen del colchón de efectivo necesario para sobrevivir a la desaparición de un cliente. Cuando las llamadas telefónicas no obtienen respuesta y los cheques rebotan por falta de fondos, es fácil y comprensible enojarse.

Ante esta situación, es tentador comportarse de una manera inflexible frente a los argumentos o excusas de los clientes morosos. Por ejemplo: “¿Estás atrasado en tu contabilidad porque tu mamá está en el hospital? ¡Págame! ¿Un incendio en el edificio donde está tu oficina destruyó todos tus archivos? ¡Págame!”.

Tampoco tienes que llegar al extremo de contratar a un par de matones para cobrar el dinero que te deben. Y no siempre hace falta recurrir a la ayuda de un despacho jurídico. Los expertos coinciden en que, cuando se manejan adecuadamente, las estrategias de facturación y cobranza pueden convertirse una pieza clave para fortalecer las relaciones con los clientes en lugar de destruirlas o complicarlas.

En los últimos meses seguramente te has enfrentado -o en lo que resta del año vivirás- algunas de las siguientes situaciones en donde la constante es: clientes que por alguna razón -válida o no- se han retrasado en sus pagos. Lo importante es saber cómo resolver cada una de estas pruebas. Vale la pena, pues de ello depende el futuro de tu negocio.