Hay un viejo refrán que dice “nadie aprende en cabeza ajena.” La verdad es que yo creo que vernos reflejados en las experiencias de otros y conocer cuáles fueron sus errores, nos puede ayudar a avanzar con pasos más certeros y rápidos, así como evitarnos muchos dolores de cabeza a la hora de emprender.
Es verdad que la mayoría de las veces disfrutamos más hablar de los éxitos, de lo que hicimos bien, y de lo que resulto como esperábamos. Pero poco nos gusta hablar de nuestras metidas de pata, de aquellas cosas que no salieron como deseábamos, de nuestros errores y fracasos, según Entrepreneur.
A veces aprendemos mucho más y ayudamos mucho más a las personas hablándoles desde las experiencias que no han tenido resultados tan positivos, de los aprendizajes que tomamos a partir de estas y de que mi objetivo escribiendo es ayudarte y entregarte valor. Hoy comparto contigo seis errores que cometí cuando decidí por primera vez pasar de empleada a emprendedora, con la intención de ayudarte a ti que estás pensando en hacerlo también.
Hace aproximadamente 10 años, mi esposo y yo decidimos abrir un restaurante. En ese entonces éramos empleados de tiempo completo: yo en una empresa como ingeniera de procesos y él como consultor también en el área de ingeniería y negocios. Lo abrimos con mucha ilusión, pero poco tiempo después nos dimos cuenta de que las cosas no estaban saliendo como habíamos pensando.
Aquí te cuento los errores que cometimos en esa oportunidad:
1. Emprender con mentalidad de empleado
Realmente hay una gran diferencia entre ambas mentalidades y no es que una sea mejor que la otra. Yo no te voy a decir, como muchos lo hacen, que tener mentalidad de empleado está mal. Por muchos años la tuve, era una profesional muy exitosa y me sentía feliz con lo que hacía. Coseche muchos frutos a lo largo de mi trayectoria como empleada, que hoy incluso disfruto.
Definitivamente gran parte de nuestro éxito en cualquier cosa que hagamos es que nuestra mentalidad este alineada con lo que queremos hacer, y sobre todo con los resultados que queremos obtener. Es como una cadena: mentalidad, acciones, resultados.
Cuando decidí emprender también tenía casi 10 años trabajando como ingeniera química, tenía un buen sueldo, y estabilidad laboral, no tenía hijos. Uno de los valores fundamentales en ese momento para mí, como cualquier empleado era la estabilidad, la seguridad y un ingreso fijo mes trás mes, más los beneficios que aportaba la empresa. Emprendí con una visión de que este negocio iba a ser también un ingreso fijo y estable mes con mes. Pero es un gran error comenzar un negocio con esta mentalidad.
Hay además de los valores de la seguridad y la estabilidad, otras características propias de la mentalidad de empleado, que es miedo a tomar riesgos y a invertir. También estás acostumbrado a que realmente no tomas las decisiones más transcendentales para la compañía, tienes una línea de mando y normalmente acatas indicaciones o decisiones superiores.
En cambio cuando emprendes la responsabilidad de tomar las decisiones y sobre todo las consecuencias de las mismas recaen sobre ti. El trabajo como empleado ya tiene una estructura definida, una descripción de tu cargo y tus responsabilidades y es en realidad bastante predecible.
Cuando emprendes un negocio desde cero, es como empezar a sembrar una semilla y tienes que esperar un tiempo de cosecha, no necesariamente vas a tener ganancias en el primer o sexto mese, e incluso en el primer año. Por lo que, si inicias un negocio pensando en tener retorno inmediato y no te preparas psicológicamente y también económicamente para esto, posiblemente no llegues al primer año sin haber renunciado.
Y este error lo he visto incluso en otros amigos y colegas que han decidido emprender sin estar mentalmente preparados y sin una buena planificación de sus finanzas. Esperan recuperar lo invertido de manera inmediata. Piensan que su recién iniciado negocio o empresa, se convertirá de manera casi instantánea en una fuente de ingresos al final de mes como si fuera un segundo empleo.
2. Emprender en algo que no es tu pasión
Esto también me pasó. Emprendí un restaurante, una área que realmente no era mi pasión, yo nunca había sentido interés por la cocina, no tenía el conocimiento y las habilidades, pero sobre todo no tenía la pasión y el amor por este tipo de negocios, que además requiere una cantidad de tiempo y dedicación muy importante.
Escogí este negocio porque en ese momento de ignorancia en el tema, nos parecía un negocio manejable, que podíamos delegar la parte de cocina a terceros y que nos podía generar ventas e ingresos de manera rápida. Sin duda lo subestimamos.
3. Emprender asociándose con amigos, solo porque lo son
Sí, este fue otro error que cometimos. Pensamos que la mejor socia posible sería otra amiga porque era alguien de nuestra absoluta confianza, pero al igual que nosotros, ella era empleada de tiempo completo y además tampoco era chef o conocedora de la industria de los restaurantes. Le gustaba la cocina más que a nosotros, pero lo veía más como un hobbie que como una profesión. Lo acertado, sabiendo que ni yo ni mi esposo sabíamos del negocio de restaurantes ni en realidad éramos chefs, hubiera sido mejor asociarnos con una persona que estuviera apasionada por la cocina y además tuviera un background y expertise en el área.
4. Emprender sin una visión a largo plazo
Emprender es una tarea que va a requerir tanto de ti, tanta energía, tanto esfuerzo, dinero y tiempo, que para mí es vital hacerlo en algo que le veas futuro, que tengas una visión a largo plazo para ese negocio. No significa que te vayas a quedar con este para siempre, porque podrías pensar en venderlo en el futuro.
Debes pensar en esto como algo que quieres que perdure, que sea sostenible en el tiempo. ¿Cómo lo ves en tres, cinco o 10 años? ¿En qué etapas ves a tu negocio en esos lapsos? ¿Cuál es la misión de tu negocio? ¿Sus objetivos? ¿Sus clientes ideales? ¿Qué rol u objetivo cumplirá en su mercado? Son todas preguntas que debemos hacernos.
5. Emprender sin tiempo para hacerlo
Cuando tomé la decidión de abrir mi propio negocio era empleada tiempo completo y tenía muy arraigado el concepto de que el trabajo es de ocho de la mañana a cinco de la tarde. En ese momento dedicaba toda mi energía y tiempo a mi empleo, y luego de salir de la oficina no quería dedicarlo al negocio, quería hacer otras cosas, descansar, ver tele, quizás hacer un curso, leer, etc.
La verdad es que antes de ser mamá, hoy pienso, que tenía tanto tiempo y no supe apreciarlo lo suficiente. Pero el punto es que, siendo un negocio tan demandante como un restaurante, mi experiencia es que, si quieres emprender en esta área, a menos que sólo seas un socio de capital, tienes que ser consciente de que tendrás que dedicar una gran parte de tu tiempo al negocio.
Y aquí se une el error de emprender en algo que no es tu pasión, porque cuando inicias algo que está relacionado con algo que verdaderamente amas, el riesgo es que puedes convertirte en un workaholic. Vas a querer dedicar cada vez más tiempo a esto.
Entonces, si ahorita estás pensando en emprender, siendo aún empleado a tiempo completo, en un negocio como un restaurante, mi recomendación es que te asocies con alguien que tenga la disponibilidad de dedicarse tiempo completo al negocio, que ame la cocina, sea chef, por ejemplo, y ame la industria de la comida.
Hay otros emprendimientos que quizá puedes ir haciendo a la par de tu empleo, pero tienes que tener claro de que será necesario que inviertas gran parte de tu tiempo fuera de la oficina, noches o fines de semana.
6. Emprender con miedo a invertir
Esto va muy relacionado con la mentalidad de empleado, al alto valor que le damos a la seguridad y a no correr riesgos. Por eso cuando desde esta mentalidad decidimos crear un negocio, es muy difícil avanzar. Es evidente que todas las inversiones que realicemos tienen que ser planificadas y bien pensadas, pero no desde el miedo. Más bien se trata de dar pasos seguros en función de avanzar en la dirección que queremos.
Dando un paso a la vez. No podemos pensar que voy a invertir lo mínimo, porque ¿qué pasa si todo sale mal? ¡no quiero perderlo todo!. Si te das cuenta que estás pensando de esta manera, es mejor que en realidad no inicies. Lo más probable es que pierdas todo tu dinero.
Tengo un amigo muy querido, esposo de una de mis mejores amigas de la infancia, que tiene de hecho un hermoso restaurante de comida italiana artesanal en Estados Unidos. Hace poco cumplió los 10 años de haber iniciado con este sueño en el garaje de su casa.
La primera vez que visite su negocio, me llamó la atención que tenía enmarcado en la pared de su oficina, un cheque por 50 o 60 dólares. Cuando le pregunté de qué se trataba, me dijo: “fue el primer cheque que recibí de un cliente por mi pasta.” ¿Quién que no tiene una absoluta certeza de que está en la dirección correcta y que está comprometido con hacer de su negocio un verdadero éxito enmarca su primer cheque?
Así que, si tienes miedo a invertir en tu negocio, recuerda la frase del Dalai Lama:
“Ten en cuenta que el gran amor y los grandes logros requieren grandes riesgos.”
Espero que esta información se de valor para ti y que haber develado contigo estos errores que cometí cuando di el paso de empleada a emprendedora, te animen a ti a dar pasos más seguros y certeros en la construcción de tu emprendimiento.