FOTOGALERÍA. Puede que la evolución de una empresa comience siendo favorable y que, llegado un momento, se paralice esa progresión. Estas son las principales causas que podrían estar detrás de ese estancamiento, según el portal Emprendedores.
01. Falta de cultura empresarial
Es un problema que se repite con demasiada frecuencia. “Poca definición y cohesión del conjunto de normas, valores, procesos y formas de hacer las cosas que faciliten la visión conjunta del negocio y su crecimiento a medio y largo plazo. Lafalta de esa cultura se acusa, especialmente, en el entorno del cliente, donde esa cultura empresarial es, en sí misma, crítica para impulsar estrategias de atención y fidelización exitosas. Pero, también, en procesos de evaluación y control que facilitan el análisis de los datos y la toma de decisiones inteligentes. Operar sobre bases empíricas no funciona. La solución pasa por disponer de la información adecuada con la que diseñar un plan estratégico de crecimiento. Definir objetivos y trazar un plan de trabajo en el que se incluya la planificación y el análisis de resultados”, recomiendan desde la empresa de desarrollo de soluciones ERP para pymes Datisa.
02. Demasiados cuellos de botella
Eliminar esos cuellos en producción, en comercial o en finanzas permitirá impulsar la eficiencia y la rentabilidad del negocio. “Ambas son críticas para hacer que la empresa crezca. Si bien hay áreas claramente estratégicas, hay otros entornos que, aunque no generen beneficios, también pueden acabar lastrando la gestión. El área administrativa es un claro ejemplo. Contar con una administración operativa y dinámica, proporciona información en tiempo y forma para facilitar la toma de decisiones. También transmite una imagen coherente y moderna del negocio con respuestas precisas y rápidas, respecto a presupuestos, facturación, estado de situación de un pedido, etc.”.
03. Capacidad financiera comprometida
Los negocios escalan en función de su capacidad financiera, que debe entenderse con la mirada puesta en el largo plazo. “Si una empresa vende mucho, pero no tiene bien dimensionada su capacidad financiera, acabará fracasando por no poder asumir los costes asociados a ese incremento de las ventas. Apostar por una gestión eficiente de la tesorería puede ser clave. También ayudará equilibrar los procesos de cobro y pago y disponer de la información adecuada para analizar las fuentes de financiación disponibles. Además de esa capacidad, la necesidad de planificar con anticipación la disponibilidad del capital necesario, definir los resultados financieros que se espera y contar con un plan financiero realista evitará también que el crecimiento de la empresa se estanque”.