En el 2001 se entregaron 10 millones de hectáreas de concesión. A la fecha, el Servicio Nacional Forestal de Fauna Silvestre (Serfor) confirmó un resultado de un estudio propio no muy alentador: de las 10 millones sólo 2 funcionan adecuadamente. Y, actualmente, la contribución forestal aporta tan sólo 0.17% al PBI, cuando en Brasil —con quien Perú comparte la Amazonía— aporta entre 5% y 5.5%. Serfor propone la misma cifra para el Perú, pero en 15 años. La manera será a través de nuevas concesiones para optimizar el desarrollo forestal. Pero no sólo tratará sobre el sector maderable y su explotación, sino también a la comercialización no maderable: ecoturismo, preservación, frutos como la castaña y mercado del carbono.
¿Qué es el mercado de carbono?
Desde que existe la Convención Mundial del Cambio Climático —hace más de 20 años en Brasil— se estableció que los bosques forestales pueden contribuir a la disminución de gases invernaderos. Ahí fue que empezó a hablarse del mercado de carbono, según comentó el director ejecutivo del Serfor, Alberto Gonzales-Zuñiga.
Mientras más denso y joven es la cobertura forestal, mayor capacidad tiene el bosque de captar estos efectos de gases invernaderos.
El mercado de carbonos funciona, naturalmente, con equivalencias. Se tranza la cantidad de toneladas emitidas de CO2 —dígase, de una entidad— con las hectáreas de bosque forestal que se necesitarían para amortiguar dichas toneladas.
Una entidad privada, por ejemplo, puede hacer un estudio de cuánto ocasiona de emisiones de gas invernadero y, según el número de toneladas, adquirir la cantidad correspondiente de hectáreas. ¿Cuánto está el cambio? Según Serfor, 1000 hectáreas de un bosque frondoso amortiguan 500 mil toneladas de CO2. Como la amortiguación depende de la frondosidad forestal de la zona y esta varía, el precio se establece según el número de toneladas que se quiere contrarrestar.
Hoy, el precio de una tonelada está entre 5 y 7 euros.
¿Por qué el Perú es atractivo en este mercado?
“Quienes obtuvieron concesiones no maderables han logrado mantener niveles de deforestación muy bajos. Son asociaciones organizadas, que se enfrentan a invasores —si ese fuese el caso— y cuentan con tecnología de drones que les permite monitorearlos a tiempo real. Combaten al gran obstáculo del desarrollo forestal: la deforestación”, afirmó Gonzales-Zuñiga.
Además, como ha sido mencionado antes, el precio por tonelada se mantiene accesible al estar entre 5 y 7 euros. Según el director ejecutivo de Serfor, en el 2019 llegaron cuatro fondos de inversión extranjeros al Perú: dos de Estados Unidos y dos de Europa. De los cuatro, tres tenían interés en el sector no maderable, específicamente en los servicios ecosistémicos: el mercado de carbono. Según sus cálculos, el valor por tonelada pasará a ser entre 17 y 20 euros en 7 a 8 años. “Si el mercado te dice que por ahí va el interés, como país tenemos que adecuarnos. El bosque es mucho mas que lo maderable”, afirmó Gonzales-Zuñiga.
El mercado no maderable no es sólo es mercado de carbono. El Perú también tiene la capacidad de producir castañas, aguaje y bambú; pero todo debe ser llevado de manera sostenible. No se trata de eliminar el mercado maderable, sino por el contrario. La estrategia consiste en evolucionar (desarrollar, controlar y volver trazable) lo maderable, pero dinamizar el no maderable. Pero, ¿cuáles son los obstáculos que vuelve estas metas tan ambiciosas?
Retos que aún el país debe superar para aprovechar los recursos forestales
Entonces, ¿por qué sólo 2 millones de hectáreas funcionan adecuadamente? Las hectáreas o están abandonadas o en manos con poca capacitación y solvencia económica, aclara el Serfor.
En el sector maderable, por su parte, tiene el continuo problema de la tala ilegal. La entidad estima que el 40% de la tala es de origen ilegal. Esto sería causado por el abandono de hectáreas.
Sin embargo, la tala ilegal no es el único causante de la deforestación. La agricultura migratoria es responsable del 95% de la deforestación. Se trata no menos de 125 mil familias las que realizan estas prácticas y un total de 1.3 millones de hectáreas. Y es que estas familias usan tierras públicas del Estado que no son de suelo muy fértil. Entonces, después de unas cuántas cosechas, abandonan el lugar deforestado y continúan avanzando sobre el bosque.
El plan de desarrollo del Serfor, en colaboración con el banco alemán KFW, consiste en otorgar bajo un contrato —no titulación porque es patrimonio nacional— cierta cantidad de hectáreas a las familias, con ayuda técnica, para el aprovechamiento máximo del suelo, sin que suponga deforestación. Este plan, que es para cinco años, le permitirá al Serfor contar con S/426 millones. El problema es que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) no ha firmado la aceptación del programa. “Terminamos el plan en octubre del 2019 y pasamos por todas las autorizaciones del MEF y del Ministerio de Agricultura, ministerio del cual dependemos. Pero continúa detenido en el MEF”, comentó a Gestión el vocero de Serfor.
Aportaría en términos de comercialización el plan de zonificación forestal. La organización y clasificación es de vital importancia crear condiciones de seguridad jurídica para posibles inversionistas, sea cual sea su tamaño, según la entidad.
Actualmente, las entidades equivalentes a Serfor en Ecuador, México, Brasil, Colombia y Guatemala cuentan todas con más presupuesto. Perú, de ellos, ocupa el último lugar. La particularidad del Perú también radica en que hay seis autoridades que gestionan el bosque forestal, lo que dificulta la toma de decisiones.
Con miras hacia el futuro cercano, se establecerán en los próximos días convenios con Madre de Dios y Huánuco con respecto al control de garitas, dado que en estas regiones hay mucho tráfico de madera ilegal. Además, la entidad buscará convenios específicos con otras regiones altamente vinculadas a la deforestación, tales como Ucayali y Loreto.