El Banco Central de Reserva (BCR) del Perú prevé un rebote de la economía peruana en julio 2021 de entre 12%-15% con relación al mismo mes del 2020, una desaceleración frente a las cifras registradas en meses anteriores.
Hace un mes el BCR estimó que la economía peruana habría crecido entre 21% y 23% en junio último, con relación al mismo mes del 2020 (por un efecto estadístico). En definitiva, la economía se recuperó un 23.45% interanual en junio, su cuarto avance mensual consecutivo. En mayo, el rebote fue de 47.8%.
En una conferencia de prensa el viernes, Adrián Armas, jefe de estudios económicos del BCR, dijo que el banco espera tasas de inflación mensuales más bajas debido a la moderación de los precios internacionales.
Armas dijo que a pesar del alza en la tasa de referencia, la política monetaria sigue siendo muy expansiva y no obstaculizará la recuperación económica.
Perú elevó el jueves su tasa de interés, el mayor aumento desde el 2010, después de que la inflación superara el límite de su rango objetivo y la agitación política golpeara la moneda.
El banco central elevó su tasa de referencia medio punto porcentual a 1%, coincidiendo con el pronóstico mediano de los economistas encuestados por Bloomberg.
”La presente decisión no implica necesariamente un ciclo de alzas sucesivas en la tasa de interés de referencia”, dijo el banco en su comunicado. “El Directorio se encuentra especialmente atento a la nueva información referida a las expectativas de inflación y a la evolución de la actividad económica para considerar, de ser necesario, modificaciones en la posición de la política monetaria”.
A medida que la inflación se acelera más allá de su objetivo, los bancos centrales de América Latina, como es el caso de Brasil, México, Colombia, Chile y Perú, están retirando el estímulo. El único banco central importante de la región con metas de inflación que aún no ha aumentado los costos de endeudamiento es Colombia, que se prevé que lo haga este mes.
Los responsables de formular las políticas económicas de Perú están tratando de proyectar calma retirando el estímulo a un ritmo que no parezca “que está demasiado preocupado por el factor político”, dijo Álvaro Vivanco, jefe de estrategia de mercados emergentes de NatWest Markets en Stamford, quien pronosticó correctamente la decisión de este jueves. Un aumento de medio punto porcentual logra ese equilibrio, dijo por teléfono, antes de la decisión.
Después del golpe de la pandemia, el banco central de Perú redujo drásticamente su tasa de interés clave a 0.25%, la más baja de América Latina, y la mantuvo en ese nivel ultrabajo hasta el mes pasado, cuando elevó el índice de referencia en un cuarto de punto a 0.50%.
En los últimos meses, la inflación se ha acelerado en los mercados emergentes en los últimos meses, en tanto que la demanda mejora antes de las cadenas de suministro se recuperen por completo de la pandemia y las empresas traspasen los precios más altos de las materias primas a sus clientes. El banco central de Perú enfrenta esas mismas tendencias globales, así como la volatilidad interna.
Peor desempeño
Desde que el presidente, Pedro Castillo, asumió el cargo el 28 de julio, la moneda del país ha tenido el peor desempeño entre las monedas de los mercados emergentes. En su primera semana en el cargo, Castillo asustó a los inversionistas al nombrar a un primer ministro que está siendo investigado por ser un presunto apologista de los terroristas, entre otras elecciones de gabinete contenciosas.
En otras partes de América Latina, Chile sorprendió a los operadores la semana pasada con su mayor aumento de tasas de interés en dos décadas. Por su parte, Brasil y México han aumentado los costos de los préstamos en los últimos meses. El banco central de Colombia ha indicado que pronto podría sumarse a la tendencia regional.
La tasa de inflación anual de Perú subió a 4.95% el mes pasado, su avance más rápido desde el 2009. La caída de 11% sufrida por la economía peruana el año pasado fue la más profunda entre las principales economías de América Latina, y no se recuperará a su nivel prepandémico hasta el 2022, según un pronóstico del Fondo Monetario Internacional.