El mapa cafetalero en Perú se ha modificado. Si hace más de 20 años Chanchamayo, en Junín, era el primero en la producción y exportación del grano aromático en el país, hoy las regiones del norte toman la posta. Principalmente Cajamarca, que en 2020 y en lo que va del 2021, lidera los envíos de café peruano al mercado exterior.
Durante el año pasado, logró exportar 81,000 toneladas frente a las 44,000 toneladas de Junín. Mientras que entre enero a julio de este 2021, Cajamarca, que tiene 74,000 hectáreas cultivadas con el grano -principalmente de cafés de especialidad (certificados)-, ya ha totalizado envíos por US$ 52.1 millones, lo que representa el 37% del total, según reportó ComexPerú.
¿Cómo logró este auge? “Un factor determinante es el desarrollo de un tejido social empresarial, se han organizado y ello ha permitido que escalen en esta actividad económica”, explicó Lorenzo Castillo, gerente de la Junta Nacional de Café (JNC). Por su parte, José San Martín, vicepresidente del Comité de Café y Cacao de la Asociación de Exportadores (Adex) resaltó que la clave en Cajamarca y la zona norte del país es “la renovación de los caficultores”.
“El centro del crecimiento cafetalero en la zona norte ha sido por el recambio generacional, es interesante cómo los hijos han tomado las riendas de la producción y están apostando por sistemas de riego alternativo, experimentan con nuevos tipos de abonos, realizan sus propias investigaciones respecto a las variedades a plantar y tienen un mejor trabajo post cosecha. No le han tenido miedo a hacer cambios”, agregó San Martín.
Cabe indicar que el Gobierno Regional de Cajamarca, además, organizó este año su ExpoCafé, como reflejo del trabajo articulado que promueve con los productores y el sector público privado para mejorar la productividad y comercialización.
Así, en un año de buenos precios del café -en julio tocó un pico de US$ 217 el quintal y para diciembre se cotizaría en US$ 205 en la Bolsa de Nueva York- los especialistas esperan que el actual contexto despierte el interés de la zona sur (Cusco y Puno) y centro del país (Junín, Pasco y Apurímac) para mirar sus cultivos nuevamente. Así, se espera un ‘renacer’ de la caficultura en el sur y que se revierta la reducción de producción en Junín (de -25% entre el 2011 y 2020).
Los desafíos del sector
Un primer desafío del que advierten la JNC y Adex para la caficultura nacional es la presencia, aunque acotada, de la broca y la roya amarilla -ésta última plaga originó el declive del sector en el 2011-, en algunas zonas del país, “debido al exceso de humedad y lluvias, así como por la falta de mano de obra durante la pandemia para trabajar en las plantaciones”.
Otro punto a trabajar es en la institucionalidad para articular políticas a favor de la caficultura nacional. Para San Martín, no es necesario la creación de una nueva institución, sino que se fortalezca al Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), y articularla con las diversas iniciativas que buscan que el Perú siga ofreciendo al mundo un café de calidad. En este punto, además, ComexPerú ha señalado que deben evaluarse políticas para el 68% de los productores cafetaleros que no está asociado.
Finalmente, considerando el auge de los cafés especiales en el país -hay 150,000 hectáreas de las más de 400,000 que existen en total-, con precios que pueden ascender a más de US$ 300 para un grano cuyo puntaje en taza sea de más de 84 puntos, San Martín opinó que dicha producción debe atender principalmente a cafeterías de especialidad; no obstante, “no debe dejarse de lado los otros tipos de café que también son demandados en el mercado internacional. “Yo no hablaría de ampliar áreas de cafés especiales porque se podría generar deforestación, sino, hablaría de renovación por variedades probadas y que cuiden toda la cadena de producción. Perú debe ofrecer café de calidad”, indicó.