Bloomberg.- Lejos de llevar a Estados Unidos a dar bandazos proteccionistas, ¿podría el presidente electo ayudar, sin quererlo, a impulsar el comercio mundial el próximo año?

He aquí un escenario para tener en consideración: un dólar fuerte y un mercado laboral ajustado en Estados Unidos, unido a los planes fiscales propuestos por , podrían incentivar un aumento de las importaciones netas de Estados Unidos en el 2017, un regalo para los exportadores de materias primas y fabricantes de productos como China, lo que supondría un desafío a las promesas proteccionistas que hizo el republicano durante la campaña electoral.

Ésta es la opinión adelantada por Gabriel Stein, analista de mercados desarrollados en Roubini Global Economics LLC.

Este experto cree que los astros se están alineando para que haya un repunte generalizado de la actividad inversora que provocará un aumento en el déficit por cuenta corriente de Estados Unidos el año que viene, a medida que los tres participantes nacionales – el sector público, los hogares y las empresas – recurren a sus ahorros.

"Las políticas de la Administración Trump probablemente llevarán a un dólar más fuerte y a un déficit por cuenta corriente de Estados Unidos cada vez mayor", señaló Stein en un informe la semana pasada.

"Algunos – exportadores a Estados Unidos (Canadá, la Eurozona, China y Corea del Sur), y exportadores de crudo y materias primas – se beneficiarán en mayor o menor medida", agregó.

Stein dibuja esta perspectiva a partir de lo que se conocen como balances financieros sectoriales. Resumiendo, las cuentas corrientes nacionales reflejan la interacción entre ahorros e inversión; la cantidad ahorrada en una economía equivale a la cantidad invertida, en términos contables.

Si las empresas estadounidenses invierten, por ejemplo, y ni los hogares ni el sector público aumentan sus ahorros por un nivel similar, el balance por cuenta corriente debe, por definición, caer en el terreno negativo, reflejando un aumento en los flujos de entrada netos de ahorros del extranjero.

Esta idea – que el Gobierno influye en los balances de ahorros e inversión de los hogares, los negocios y los socios comerciales extranjeros – ocupó un papel relevante en las economías con déficits comerciales durante el debate sobre austeridad a raíz de la crisis financiera del 2008.

Sus impulsores defendieron que el deseo del sector privado de aumentar sus ratios de ahorro neto necesitaba déficits presupuestarios correspondientes para compensar el impulso previo de ahorrar, resolviendo así la paradoja de austeridad.

Saltemos al 2017: hay una nueva pregunta para los economistas. ¿Cómo afectaría un incremento del déficit presupuestario de Estados Unidos al impulso ahorrador del sector privado del país, y cómo influiría a la demanda agregada mundial?

"Aumentar el déficit del gobierno debería financiar unos balances financieros netos más elevados en el sector no-gubernamental, privado y extranjero", dijo Naufal Sanaullah, operador y fundador de la página web MacroBeat.

"Si no implementa barreras comerciales materiales, parte de los mayores déficits del gobierno pueden dirigirse a unos balances financieros extranjeros netos más elevados –e, igualmente, a un déficit por cuenta corriente de Estados Unidos mayor—mientras que el resto amortigua los balances del sector privado", indicó.

Stein prevé un repunte de la demanda estadounidense de importaciones el próximo año, impulsada por la perspectiva alcista en el ciclo de inversión en el sector público y privado.