La economía de Estados Unidos se ha desplomado en el último mes por las agresivas medidas para frenar la propagación del nuevo coronavirus, con 22 millones de personas que han solicitado ayuda por desempleo y la mayoría de las fábricas, tiendas y otras empresas en un virtual punto muerto.
Los gobernadores de Michigan, Florida y otros estados esbozaron el viernes medidas para reabrir sus economías, un día después de que la Casa Blanca divulgó guías para ayudar a los estados a decidir cuándo levantar los confinamientos y permitir que las empresas reabran y los trabajadores vuelvan a sus empleos.
El presidente Donald Trump, un republicano que se postula para la reelección en noviembre, promocionó las directrices como un plan para un nuevo despertar de la economía, diciendo que el crecimiento se dispararía como un “cohete” después de que se retome la actividad.
Pero las pautas, y las formas en que los expertos dicen que se quedan cortas, sugieren que acelerar el regreso a la situación previa a la pandemia será todo menos fluido o rápido.
Los estados pueden estar listos para poner fin a las restricciones una vez que las infecciones hayan disminuido durante 14 días seguidos, la disponibilidad de pruebas para detectar el virus sea estable o aumente, y si hay suficiente capacidad hospitalaria para tratar a todos quienes se enfermen, según las pautas.
Estas exhortan a los estados a estar preparados para evaluar a todos los trabajadores de la salud y a cualquier persona con síntomas, así como a rastrear contactos para las personas que resulten positivas para el virus.
¿Cuántos estados cumplen con las condiciones?
Ninguno, según el epidemiólogo de Harvard Bill Hanage, quien está entre los muchos expertos que acudieron a Twitter el jueves para criticar las directrices.
Hanage dijo que la capacidad de prueba inadecuada es el problema principal.
Estados Unidos ha reportado más infecciones por coronavirus que cualquier otro país, con alrededor de 680,000 casos y más de 34,000 muertes.
Las pruebas en Estados Unidos se han demorado y son caóticas en gran parte debido a obstáculos burocráticos y errores en el ámbito federal. Trump, que inicialmente minimizó la amenaza del coronavirus, se ha comprometido a aumentar los exámenes.
Los estados están "lejos de poder hacer suficientes pruebas que nos permitan pasar a la siguiente fase de respuesta a la pandemia", según Jen Kates, de la Kaiser Family Foundation. No hay detalles en las pautas sobre la cantidad de pruebas que se necesitan, agregó.
Los gobiernos estatales también necesitan más personas para rastrear nuevas infecciones a través de llamadas telefónicas y visitas.
Google de Alphabet y Apple Inc están trabajando juntos en un software para facilitar el rastreo de contactos, que se espera que esté disponible a mediados de mayo.
“Ninguno de los 50 estados de Estados Unidos tiene actualmente capacidades de vigilancia suficientes para permitir intervenciones basadas en casos a la escala necesaria”, escribieron investigadores de la Universidad de Duke sobre las necesidades de las pruebas.
Las pautas de la Casa Blanca no proporcionan información sobre cómo llegar a ese punto.
Charmaine Yoest, del conservador grupo de expertos Heritage Foundation, dijo que la Casa Blanca tenía razón al dejar decisiones sobre la reapertura de las economías a los líderes estatales.
"Tiene que hacerse con base en los datos que se aplican a sus comunidades y su fuerza laboral", señaló.
Pero los datos sobre infecciones y los medios para tratarlos pueden ser difíciles de obtener.
"No hay, cero, nada, ninguna forma de realizar pruebas de alto nivel, de producir equipo de protección personal, de preparar hospitales y personal de salud pública sin un liderazgo federal sólido", tuiteó Jeremy Konyndyk, investigador principal del Centro para el Desarrollo Global.
"Los estados no tienen la capacidad o los recursos para lograr estas cosas por sí mismos".
Miedos a una partida en falso
Las pautas de la Casa Blanca exigen una reapertura por etapas, que es consistente con las recomendaciones de muchos expertos.
Un estudio de McKinsey & Company, que asesora al gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, recomienda abrir algunos sectores por vez, basado “tanto en el riesgo de transmisión como en la importancia relativa” de cada uno, según lo definido por el número de empleos y la contribución a la economía.
Las pautas también exigen que las escuelas, fábricas, tiendas y restaurantes funcionen de manera diferente que antes de la pandemia, coherente con lo que dice una amplia gama de expertos de mantener distanciamiento social, usar máscaras y lavarse y limpiarse las manos con frecuencia. Pero las prácticas frenarán el comercio.
En cuanto a la reapertura de gimnasios y lugares de entretenimiento, que el plan de la Casa Blanca sugiere que es posible en la “Fase 1” de un reinicio, el exjefe de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos Scott Gottleib pidió precaución.
"Es posible que no se permitan hasta que hayamos visto que el trabajo puede regresar de manera segura sin un resurgimiento", tuiteó Gottleib, quien fue comisionado de la FDA del 2017 a 2019 y, por lo demás, apoyó las pautas en términos generales.
Suponiendo que el país resista la primera etapa de un reinicio sin un resurgimiento del coronavirus, no está claro, según las pautas, qué tan rápido los estados podrían pasar a las siguientes fases, algo clave para evaluar qué tan rápido puede recuperarse la economía.
Si cada una de las tres fases en las directrices dura sólo dos semanas es "demasiado rápido", escribió Tom Inglesby, director del Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud.
También puede haber diversas complicaciones. Economistas advierten que una "partida en falso", en que la economía reabre, las infecciones aumentan y hay que volver a frenar la actividad, podría prolongar la recesión.
Pero los gobernadores de algunos estados, incluidos California e Idaho, dicen que eso es exactamente lo que harían y eso, probablemente, retrasaría aún más la recuperación económica.