Desde el pedido de facultades legislativas en materia tributaria, se han difundido ideas alejadas de la realidad sobre los objetivos y las medidas presentadas. Antes de detallar algunos de los mitos y verdades, quiero resaltar un punto fundamental: un equipo técnico de primer nivel está a cargo de la reforma, acompañados de la asistencia del FMI y del BM, para garantizar que mientras avanzamos hacia un sistema más progresivo, en el que paguen más quienes más ganan, no se afecte ni la competitividad de nuestra economía ni a la clase media.
Mito 1: No es el momento de hacer una reforma tributaria.
Verdad: Organismos internacionales de diferentes corrientes, como el FMI, el BM, la OCDE y la Cepal, están abogando por reformas tributarias que permitan avanzar hacia sistemas más progresivos. Ello, luego de que la pandemia visibilizara las enormes diferencias sociales en el mundo y, particularmente, en regiones como Latinoamérica, una de las más desiguales del planeta. Por ello, países como Colombia y México ya han aprobado una reforma tributaria, y en otros, como Chile y Ecuador, se encuentra en proceso.
Es necesario recordar que, durante más de veinte años, cada vez que se plantea una reforma tributaria, se ha repetido que estamos en un mal momento para acometer esta tarea. Sucede que este año nuestra economía crecerá más de 13%, no solo por un rebote estadístico sino respondiendo también a las políticas de estímulo implementadas, que hemos enmarcado en un marco de responsabilidad fiscal.
Resaltemos, además, en la solicitud de facultades presentada, ninguna medida reduce la inversión o el consumo como para afectar la reactivación; por el contrario, las medidas propuestas permitirán mayor inversión en infraestructura y en capital humano, promoverán la inversión privada y simplificarán el sistema para las micro y pequeñas empresas, todas ellas medidas que elevan la productividad y el crecimiento potencial.
Mito 2: La reforma apunta a los que siempre pagan.
Verdad: La mayor parte de medidas del pedido de facultades apunta, precisamente, a ampliar la base y a reducir la evasión y la elusión tributarias; y varias de ellas tienen otros objetivos, como promover la inversión privada, mejorar el sistema financiero y hacer más eficiente la gestión pública.
Para aumentar el número de contribuyentes y reducir la evasión y la elusión se propone, entre otras medidas:
I. Permitir que la Sunat inscriba de oficio en el RUC a quienes operan habitualmente vendiendo bienes u ofreciendo servicios, facilitando así su incorporación como contribuyentes y el control de sus obligaciones tributarias.
II. Dado que las facturas falsas son uno de los principales mecanismos que erosionan la recaudación del IGV y del IR, se propone identificar e inhabilitar a las “empresas fantasmas”, llamadas técnicamente “sujetos sin capacidad operativa”.
III. Mejorar el control del Incremento Patrimonial no Justificado, de manera tal que quienes hayan evadido impuestos, al momento de comprar inmuebles o acciones empresariales u otros activos sean fácilmente fiscalizados usando diferentes herramientas. Entre ellas, el intercambio de información con otros países y el acceso a la información financiera.
IV. Incorporar la responsabilidad de asesores fiscales que participen o elaboren esquemas de elusión y evasión tributarias, para que las planificaciones se realicen dentro del marco de la ley. Medidas similares se han tomado en países como Chile y Reino Unido.
Mito 3: Los aumentos impositivos impactan a la clase media.
De las 40 medidas que forman parte de las facultades legislativas en materia tributaria, solo cuatro implican aumentos de tasas impositivas. Sobre dos de ellas se ha afirmado que afectarán a la clase media. No es cierto.
I. Para quienes tienen sueldos y/o ingresos profesionales muy altos, la propuesta es aumentar la tasa marginal del impuesto a la renta para los ingresos superiores a los S/ 300,000 anuales (S/ 25,000 mensuales) y limitar las deducciones a quienes ganan más de dicho monto. Estas medidas alcanzan solo al 0.4% de las personas contribuyentes.
II. En el Perú existe una gran inequidad: los contribuyentes de mayores ingresos, que los obtienen principalmente de sus rentas de capital, tributan solo 5% (en México y es 10%, en Colombia hasta 39%, en Chile hasta 40%), mientras que las rentas del trabajo pagan tasas marginales mayores, del 8% al 30%.
Además, el impuesto a la renta de primera categoría que grava a los alquileres funciona aplicando una misma tasa (5%) a cada transacción y que es igual tanto para quienes tienen ingresos de subsistencia, como para quienes reciben ingresos mucho mayores. Ese tratamiento no nos parece justo, ya que las personas deben pagar según su capacidad contributiva.
No son los únicos mitos sobre la reforma tributaria. Mañana revisaremos otros, como el que afirma que es antiinversión privada. La reforma contiene medidas para, más bien, promoverla e impulsarla.