La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos básicamente declaró como en telegrama que subirá las tasas de interés en marzo tras su reunión de esta semana, pero el ritmo en la trayectoria continúa siendo nebuloso porque las autoridades quieren ver cómo evolucionan la inflación, la pandemia del COVID-19 y la economía en general.
En este entorno, según exgobernadores de la Fed, podría ser difícil, incluso imprudente, que el banco central se adhiera al tipo de promesas empleadas en el pasado para trasmitir sus planes, con palabras como “gradual”, en sus comunicados de política monetaria para referirse a las expectativas económicas.
Con tanta incógnita sobre a dónde se dirigen los precios, la pandemia y la economía, “no veo cómo pueden decir que serán ‘pacientes’, ‘graduales’ o que ‘actuarán de forma deliberada’ es muy fácil imaginar resultados ahí donde uno puede equivocarse”, dijo William English, profesor en Universidad de Yale que dirigió la División de Asuntos Monetarios de la Fed, responsable de redactar sus comunicados.
Este factor puede generar más peso en las proyecciones económicas y políticas trimestrales que las autoridades del banco central emitirán en su reunión del 15 al 16 de marzo, brindando una ventana sobre cómo creen que están evolucionando las variables económicas clave.
Las proyecciones a menudo han sido una fuente de malentendidos: una colección de perspectivas individuales que pueden malinterpretarse como un “pronóstico” o “plan” del propio banco central, y que pueden quedar obsoletas casi tan pronto como se publican.
Pero en un entorno en el que la Fed puede querer proteger su declaración de política oficial, podrían proporcionar el mejor sentido de dirección.
El compromiso público de la Fed con una batalla abierta contra la inflación se contradice con la idea de que el banco central también está situado en una suerte de compás de espera.
Muchas autoridades monetarias todavía creen que parte, si no mucho, del progreso en la reducción de la inflación desde los máximos de varias décadas provendrá de la disminución de los problemas de la cadena de suministro y de una pandemia que se aliviará, y que eventualmente esto permitirá normalizar el comercio y el sector laboral.
En esa esperanza han descansado proyecciones que a diciembre apenas preveían aumentos modestos, nunca acelerados, de las tasas de interés.
No está claro cuándo aparecerán las señales de moderación de la inflación general al consumidor, que alcanzó el 7% en diciembre, la más alta desde la década de 1980.
Lo que temen las autoridades de la Fed es que, mientras tanto, la inflación se incruste más, comience a remodelar la psicología del mercado y sea mucho más difícil de desanclar. Ese riesgo los ha llevado a prepararse para medidas más agresivas para restringir el crédito y el consumo y sofocar la inflación a través de acciones monetarias.
“Muy incierto”
Dado lo que está en juego -inflación más alta y más rígida si cometen un error, o una recesión potencial- las autoridades de la Fed no quieren apostar todo hasta que lo necesiten.
En el comunicado para anunciar el alza de tasas de marzo, “no van a estar dispuestos a comprometerse con nada porque quieren ser ‘humildes’ y ‘ágiles’”, dijo Vincent Reinhart, economista jefe de Dreyfus and Mellon, citando palabras del presidente de la Fed, Jerome Powell, al reconocer que la entidad se había equivocado en sus pronósticos durante la pandemia y que era posible que tuviera que cambiar su orientación en respuesta a los acontecimientos.
A falta de orientación clara en el comunicado en sí, “la tabla de proyecciones va a ser importante”, dijo Reinhart, quien se desempeñó en el pasado como jefe de asuntos monetarios de la Fed y economista del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC).
El gráfico de la tabla traza las proyecciones de las autoridades para el nivel apropiado (objetivo) de la tasa de política monetaria de la Fed en los próximos años, emitidas en cuatro de las ocho reuniones del banco central cada año.
En la próxima puesta en marcha en marzo, los gobernadores tendrán que ponerse al día con los datos y los mercados que se han acelerado, como lo han hecho durante gran parte de la pandemia.
Una de las razones por las que la Fed cambió su postura tan abruptamente en los últimos meses es que la perspectiva de una inflación “transitoria” -que en su mayoría desaparecería por sí sola- resultó estar fuera de sintonía con los aumentos de precios, que persistieron y se ampliaron a través de la economía.
En su más reciente conferencia de prensa, Powell insinuó que es probable que se produzca un avance de la inflación en el próximo conjunto de proyecciones y dijo que, desde su punto de vista, la situación era “ligeramente peor” que en diciembre, cuando se emitieron los últimos pronósticos.
Eso bien podría influir en la perspectiva de las autoridades para las tasas. El promedio de pronósticos de diciembre preveía tres aumentos este año de un cuarto de punto cada uno. Si esa estimación se ajusta al alza, podría tener el mismo propósito que poner una palabra como “gradual” en el comunicado, sin transmitir el mismo tipo de compromiso.
Powell dijo además que la Fed podría quedar sorprendida para adoptar cualquier dirección este año, ya sea por una inflación que no cae tan rápido como se esperaba y obliga a una respuesta más agresiva, o por acontecimientos que moderen demasiado el ritmo de alzas de precios y permitan al banco central aliviar las restricciones.
“El camino es muy incierto”, dijo Powell, y enumeró las razones por las que la Fed aún considera que la inflación se desacelerará por sí sola, pero dijo que la entidad estaba “comprometida a usar nuestras herramientas para asegurarse de que la elevada inflación no se arraigue”.
“Estaremos haciéndonos esta pregunta durante todo el año. ¿Están saliendo las cosas como esperábamos?”, expresó Powell.