Está previsto que la Reserva Federal (Fed), que afronta un mercado laboral que podría estar estancando o a punto de despegar, indique la próxima semana que empezará a reducir sus compras mensuales de activos siempre y cuando se produzca un cambio real en la creación de empleos en setiembre en Estados Unidos y en los meses posteriores.
Las autoridades de la Fed, incluido el presidente Jerome Powell, han dicho que los US$ 120,000 millones en compras mensuales de compras de bonos del banco central podrían reducirse a finales de este año, como un primer paso para poner fin a las políticas ante la emergencia sanitaria implementadas en la primavera del 2020 para contener los primeros golpes de la pandemia del coronavirus.
Pero después de un aumento inesperadamente débil de 235,000 empleos en agosto, las autoridades querrán mantener abiertas sus opciones, listas para reducir las compras de bonos tan pronto como se celebre la reunión de la Fed del 2 al 3 de noviembre si el crecimiento del empleo se recupera y los riesgos de COVID-19 disminuyen, aunque también podrían retrasar cualquier “puesta en marcha” si el virus dificulta la recuperación.
“Es difícil ser entusiasta para comenzar a reducir las compras si el ritmo de la creación de empleos se ha desacelerado mucho”, dijo William English, profesor de la Escuela de Administración de la Universidad de Yale y exfuncionario de la Fed que ayudó a dar forma al programa de compra de bonos iniciado por el banco central en respuesta a la crisis financiera y la recesión del 2007-2009.
“Querrán más datos”, dijo English. “Y si es decepcionante, posiblemente terminen esperando ... Es una posición engañosa. Quieren abrir la puerta pero no comprometerse. Esa es la misión”.
Ese dilema aumenta las apuestas para el próximo informe de empleo de Estados Unidos, que se publicará el 8 de octubre. Es probable que esos datos muestren si la variante Delta del coronavirus está teniendo un impacto más profundo de lo que los funcionarios de la Fed anticiparon a principios del verano boreal, cuando dijeron que la economía parecía dejando atrás los estragos de la pandemia.
“Un progreso sustancial adicional”
La Fed celebrará su próxima reunión de política el martes y miércoles, una sesión que incluirá la publicación de nuevas proyecciones económicas y lecturas sobre las expectativas en torno a las tasas de interés. Las proyecciones incorporarán un verano con datos volátiles, que incluyeron aumentos de empleos de casi 1 millón tanto en junio como en julio -antes de la caída en agosto-, cifras de inflación inesperadamente sólidas y un alza de las infecciones y muertes por COVID-19.
Si bien los funcionarios de la Fed parecían estar muy cerca de anunciar la reducción gradual de las compras de bonos en su reunión de fines de julio, algunos de los datos posteriores han empujado los argumentos en la dirección opuesta.
El presidente de la Fed de Nueva York, John Williams, y el presidente de la Fed de Atlanta, Raphael Bostic, ambos miembros con derecho a voto del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) que establece las políticas del banco central, se encuentran entre los que desean más información antes de tomar una decisión final.
En diciembre, la Fed dijo que no cambiaría las compras de bonos hasta que hubiera “un progreso sustancial adicional” en la recuperación de los 10 millones de puestos de trabajo que faltaban en ese momento debido a la pandemia.
Vincular la política monetaria al nivel de pérdida de empleos por la pandemia tenía sentido en ese momento, ya que el país estaba preocupado por una nueva caída en recesión y las vacunas COVID-19 aún no se habían distribuido ampliamente.
Ahora la postura de la Fed deja a los legisladores dependientes de una reactivación del empleo que se ha producido a trompicones, moldeada por fuerzas tan dispares como la disponibilidad de cuidado infantil o la oposición a los mandatos de uso de máscaras en estados grandes como Florida y Texas y su efecto en la contratación y la capacidad de las personas para trabajar.
En agosto, la economía había recuperado menos de la mitad de esos 10 millones de puestos de trabajo perdidos. Otras estadísticas relevantes, como la relación empleo-población, están por debajo de lo que autoridades como el presidente de la Fed de Richmond, Thomas Barkin, dicen que quieren ver antes de concluir que el mercado laboral ha subsanado lo suficiente como para comenzar a reducir las compras de bonos.
Algunos funcionarios de la Fed, incluido el gobernador Christopher Waller, quieren iniciar el “tapering” lo antes posible, argumentando que las compras están haciendo poco para ayudar a la contratación de personas y representan un riesgo si, al mantener bajas las tasas de interés a largo plazo, alimentan burbujas en segmentos como la vivienda.
Con la inflación también más alta de lo esperado durante la mayor parte de los últimos meses, otros funcionarios han dicho que las compras de bonos deberían finalizar a principios del 2022. Sin embargo, un reciente debilitamiento de la inflación, como esperaban muchas otras autoridades de la Fed, puede moderar cualquier sentido de urgencia para actuar más rápido.