(G de Gestión) Más allá de las inversiones tradicionales, hay —sin exagerar— un mundo entero de instrumentos que muchos inversionistas no conocen, y, si los conocen, muchas veces los consideran inaccesibles o inalcanzables. Se trata de las denominadas “inversiones alternativas”, es decir, aquellas que no se encuentran en el mercado de capitales público, por lo que no encajan en las categorías tradicionales (como renta variable, renta fija, papeles comerciales o depósitos bancarios). Entran en este grupo instrumentos como los fondos de cobertura (hedge funds), el capital privado (private equity), la deuda privada (private debt) y los fondos de inversión inmobiliaria, en infraestructura y en materias primas. Todos estos pueden —y, en algunos casos, deberían— formar parte de un portafolio de inversión equilibrado y rentable. Pero, antes de eso, es necesario entenderlos y comprender las ventajas que pueden tener, así como sus riesgos y contras.
La percepción de que son instrumentos de difícil acceso no es errónea, aunque eso está cambiando. “Normalmente han sido diseñados para clientes institucionales, con tickets muy grandes. Un cliente ultra high net worth puede acceder, pero el ticket puede ser de, como mínimo, US$ 5 millones. De lo contrario, normalmente se accede a través de un banco o de una family office”, explican Luigi Piedra y Frank Pait, fundadores de Three Sixty Asset Management. Y, salvo algunas excepciones, la mayor parte de estos instrumentos están en los mercados globales, no en el Perú. Aunque ya llevan varias décadas de existencia, en el país su implantación e incorporación a las carteras es más reciente.
Una inversión bien colocada en instrumentos alternativos puede mejorar el retorno de una cartera y, a la vez, reducir el riesgo y la volatilidad de la misma. Además, como tienen poca o nula correlación con el desempeño de los activos tradicionales, pueden servir de cobertura. De hecho, una inversión compuesta por 50% de acciones, 20% de bonos y 30% de alternativos históricamente puede superar en el largo plazo la rentabilidad de otras combinaciones más agresivas de acciones y bonos, con menos volatilidad (ver gráfico). En ese sentido, Piedra y Pait consideran que el abordaje tradicional de un portafolio de inversión, con alrededor del 60% colocado en acciones y el 40% restante en bonos, ya está desfasado. “Actualmente, para un portafolio de riesgo moderado, se puede tener entre 22% y 23% colocado en alternativos”, aseguran.
Una contra importante, sin embargo, es la reducida liquidez de los alternativos en comparación con los activos tradicionales. Normalmente se trata de instrumentos ilíquidos, que obligan a tener el capital aparcado durante plazos que normalmente van entre cinco y siete años, o incluso más. Esto suele ser un disuasivo o generar temor en los inversionistas retail y en aquellos que valoran la disponibilidad rápida de su dinero. “Para un inversionista peruano, el horizonte de inversión siempre ha sido una de las principales variables que se deben tomar en consideración por los constantes cambios en nuestro entorno económico, político y social, lo que tal vez pueda no ser tan importante para un inversionista extranjero, como el caso de los americanos [de Estados Unidos], que cuentan con una economía más estable”, comenta Jhonatan Cueva, head de Research en Independiente SAF y Flip Inversiones.
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Más cerca de la gente
“Los alternativos son inversiones más agresivas. Normalmente le quieren ganar al mercado, pero también sirven para bajar el riesgo de los portafolios”, señala Joanna Castro, directora ejecutiva de Asesoría de Inversiones de Gestión de Patrimonios de Credicorp Capital. Y, si bien coincide en indicar que históricamente eran instrumentos a los que muy pocos podían acceder, también afirma que eso está cambiando en los últimos años. “El ticket mínimo ha venido bajando con el tiempo. El siguiente paso para la diversificación de las carteras de nuestros clientes va por darles acceso a mercados privados realmente diversificados, con productos que tengan un nivel de liquidez más aceptable para un cliente retail”, apunta.
Con la finalidad de facilitar ese acceso, los gestores de alternativos ofrecen actualmente productos semilíquidos (que permiten retiros parciales del capital a intervalos establecidos), mientras que en la banca y en algunas administradoras se pueden encontrar productos estructurados, además de los denominados “fondos de fondos”, con los que se accede a instrumentos alternativos con un enfoque diversificado y tickets bastante más bajos.
En el caso específico de inversiones inmobiliarias hay opciones locales, como los “fibra”, y también otras globales. Un ejemplo es el fondo de fondos Real Estate Student Accommodation FMIV, que ofrece Interfondos, y que invierte en alquileres de dormitorios universitarios alrededor del mundo. “Este tipo de fondos logra complementar la oferta tradicional y busca obtener ganancias con el alquiler y con la apreciación del valor del inmueble en el tiempo”, sostiene Carlos Berckholtz, gerente comercial de Interfondos. Este fondo contempla un periodo de permanencia de un año y medio como mínimo, y entrega dividendos con periodicidad trimestral. “Están dirigidos a varios tipos de clientes. Desde aquellos con grandes excedentes que toman posición para diversificar su portafolio de inversión hasta clientes que no cuentan con la suma necesaria para comprar un inmueble y quieren invertir en este sector. Pueden comenzar a invertir en estas opciones desde US$ 10,000 en adelante”, precisa Berckholtz.
Otras opciones locales disponibles son los fondos que invierten en factoring o en deuda privada. Estas alternativas son potencialmente rentables, pero hay que tomar en cuenta, además, el riesgo regulatorio, especialmente cuando se trata de fondos colocados de manera privada, pues no están sujetos a la supervisión de la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV). Muchos de los fondos de inversión que se ofrecen en el mercado local no están bajo regulación, lo que los hace extremadamente riesgosos. “Si uno quiere invertir, las opciones reguladas son las que darán la tranquilidad de saber si la entidad está cumpliendo con todos los protocolos y reglamentos”, advierte Cueva, de Independiente SAF. En este punto, la SMV ha advertido que hay vacíos normativos y que se requieren cambios en la Ley de Fondos; pero, por el momento, la regulación vigente anda rezagada.
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El gestor es todo
Otro riesgo que es necesario tomar en cuenta al optar por alternativos es el relacionado con la elección de los gestores. Todos los entrevistados para esta nota coinciden en que este es un factor fundamental, que influye mucho más en el rendimiento de la inversión si se compara con las inversiones tradicionales. Castro, de Credicorp Capital, apunta que la dispersión en el rendimiento de la inversión en estos instrumentos puede ser muy alta, incluso de 20% de diferencia entre un gestor altamente competente y otro que no lo es tanto. La experticia es decisiva porque se trata de productos altamente especializados y diversos, que demandan profesionales con mucha experiencia y conocimiento sobre sus campos. “Hay que saber escoger los administradores”, recalcan Piedra y Pait, de Three Sixty Asset Management. Para ellos, el filtro pasa por seleccionar gestores con una trayectoria larga (30 años o más) y un historial consistente de retornos con una volatilidad controlada, incluso en épocas de turbulencia económica global.
La seriedad de los gestores también pasa por que se mantengan alineados con la estrategia de inversión que ofrece el fondo. Al respecto, Cueva menciona que los gestores de inversiones alternativas acostumbran recibir, además de una comisión anual fija (que suele estar entre 1% y 2% del capital administrado), comisiones de éxito que pueden llegar al 20% de los beneficios anuales. “Esto podría incentivar a que los gestores tomen más riesgo del necesario”, exhorta. En cualquier caso, escoger un gestor regulado, con track record comprobado y probado conocimiento de su campo, es imprescindible si lo que se quiere es lograr esa rentabilidad adicional sin sufrir sobresaltos en el camino.
Rentabilidad versus riesgo
El Apollo AAA es uno de los fondos que invierten en alternativos más reconocidos en el mundo. En el periodo 2015-2022 su retorno anualizado fue de 13.2%, con una volatilidad (desviación estándar) de 4.6%. Esto está por encima del S&P 500, que en el mismo periodo tuvo un retorno de 11.8% y una DV de 16.7%.
De cualquier forma, en el largo plazo, la inversión en acciones de Estados Unidos, tomando como referencia el índice S&P 500, sigue siendo tremendamente atractiva y supera a muchas inversiones alternativas, con la ventaja adicional de que su liquidez es total.
Para tomar en cuenta
- Liquidez. Los alternativos ilíquidos son generalmente más rentables que los semilíquidos, pero implican que el capital debe quedarse aparcado en el fondo por tiempos largos (cinco años como mínimo, y a veces hasta 10).
- Volatilidad. Se deben procurar alternativos que reduzcan el riesgo del portafolio y que, eventualmente, puedan ser contracíclicos.
- Transparencia. El gestor debe estar regulado y ha de brindar información oportuna y completa respecto de su estrategia de inversión, dónde está colocando las inversiones y los resultados de las mismas.
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Licenciado en periodismo y magíster en Ciencias Políticas. Se desempeña como periodista y editor freelance para publicaciones peruanas y extranjeras. Docente en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y la Universidad Científica del Sur.
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