Rusia ha prometido incrementar los suministros de gas a Europa y estabilizar este mercado ante el riesgo de que la persistencia de los altos precios del combustible se conviertan en una espada de doble filo que ocasione a largo plazo graves daños a su economía.
“Estamos dispuestos a ello”, a ayudar a Europa, afirmó esta semana el presidente ruso, Vladímir Putin.
El mandatario se mostró abierto a trabajar para “equilibrar” el mercado europeo, después de que el precio del gas marcara su máximo histórico durante la sesión del miércoles con 155 euros por MWh.
Tras sus declaraciones el precio del gas comenzó a caer y cerró la jornada en 104 euros por MWh.
La oferta rusa llega cuando algunos países y la Agencia Internacional de la Energía (AIE) afirman que Rusia, aunque cumple sus contratos a largo plazo, no ha hecho un gran esfuerzo para contrarrestar el los precios récord del gas y países como España han propuesto a la Comisión Europea (CE) la compra centralizada de gas.
Rusia lo niega con datos en las manos. Putin sostuvo que en los nueve primeros meses del año las entregas de gas ruso a Europa aumentaron un 15% con respecto al mismo periodo del año anterior.
Rescatar a Europa para salvar a Rusia
Las alarmas se dispararon cuando se supo a finales de septiembre que el gigante gasístico Gazprom no reservó capacidades adicionales de tránsito de gas a través de Ucrania, vía por la que Putin considera es menos rentable transportar el combustible a Europa que por los nuevos gasoductos TurkStream y Nord Stream 2.
La decisión de no reservar más capacidades “puso nerviosos a los participantes del mercado” y atizó los precios, señaló a Efe el experto de la agencia de calificación de riesgos Fitch, Dmitri Marinchenko.
Rusia puede sacar provecho a esta crisis a corto plazo, pero “un crecimiento brusco y anormal del precio del gas causaría una ralentización de la economía europea y mundial” que dañaría la economía rusa, afirmó el experto.
“Si se mantienen altos los precios de un combustible o de cualquier producto durante un tiempo prolongado, los clientes caen en la tentación de pensar en otras alternativas”, añadió.
Más cuando en la Unión Europea (UE) hay cada vez más voces que llaman a reducir el uso del gas en favor de fuentes alternativas.
La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, insistió este jueves en que las fuentes de energía renovables son la solución a los altos precios del gas, y consideró “crucial” reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
Un cambio de postura
Las palabras de Putin suponen un cambio de postura del Kremlin, que inicialmente insistió ante la crisis del gas que, si Europa quiere más suministros, debe contratarlos.
Ahora es el propio presidente el que da un paso hacia Europa, aunque no sin precondiciones.
Dejó claro que un eventual aumento del gas debe efectuarse “sobre bases absolutamente comerciales y tomando en cuenta los intereses de todas las partes”.
Su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, fue más allá, al afirmar el viernes ante empresarios europeos que Rusia quiere ayudar a Europa, pero a cambio de “pasos recíprocos”.
Un equilibrio mutuamente provechoso
Y es que Moscú espera de Europa facilite cuanto antes la puesta en marcha de nuevo gasoducto ruso Nord Stream 2, que Moscú promueve como garante de la seguridad energética europea, pero cuya operación se verá limitada por el Tercer Paquete Energético.
La directiva comunitaria puede reducir al 50% la capacidad que pueda usar Gazprom en este gasoducto, que transportará gas ruso directamente a Alemania por el fondo del mar Báltico.
El Kremlin siempre ha negado que Rusia utilice la energía como herramienta de chantaje político.
“Incluso en los momentos más difíciles, Rusia nunca detuvo las entregas (de gas). Eso nunca sucedió y nunca sucederá”, subrayó el viernes el portavoz presidencial, Dmitri Peskov.
Marinchenko cree sin embargo posible que Rusia utilice como instrumento de presión la reducción considerable de las cantidades de gas que se vendieron en agosto y septiembre en las plataformas comerciales electrónicas.
Rusia no está dispuesta a asumir la culpa, según ha dejado claro Putin, que ha atribuido el alza de los precios a diferentes factores, como un invierno pasado frío y un verano caliente y con poco viento para producir energía eólica.
Rusia acusa además a la UE de tener parte de culpa, porque afirma que la CE decidió centrarse en los contratos al contado en lugar de los de largo plazo que ofrece el país y que por tanto se expone a las fluctuaciones en el mercado y ahora se ve perjudicada.
El viceprimer ministro ruso Alexandr Novak ve en todo caso una oportunidad en la postura europea. Propuso a Putin incrementar la oferta en el mercado al contado a través de la plataforma de Gazprom en San Petersburgo.