The Economist tildó a Latinoamérica como una de las regiones con la peor productividad laboral en el mundo. En su informe ¿Por qué los trabajadores latinoamericanos son sorprendentemente improductivos?, los autores refieren que por casi medio siglo, las economías de esta parte del planeta han decepcionado a los hacedores de políticas públicas.
En 1962, el ingreso per cápita en América Latina era tres veces superior al de Asia Oriental, situación que fue equiparada en 2012. Sin embargo, diez años después, en 2022, el de Asia Oriental se situó en alrededor de un 40% más.
Por ello, cuando se toman en cuenta las diferencias de poder adquisitivo, el PBI per cápita de los latinoamericanos se ha estancado en poco más de una cuarta parte del de sus vecinos en Estados Unidos durante las últimas tres décadas.
De acuerdo con las actuales proyecciones de crecimiento del Banco Mundial (BM), las perspectivas para América Latina en 2023 han ido disminuyendo de manera constante a lo largo de los últimos seis meses, hasta 1.4%. Para el año 2024 esta cifra ronda el 2.4 %, previéndose el mismo porcentaje para el 2025.
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Además, el Fondo Monetario Internacional (FMI) en consonancia con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sostienen que la región está regresando a la senda de bajo crecimiento previa al Covid-19.
¿Qué implica esto para el Perú?
El mayor problema para el Perú es su enorme sector informal, el cual ronda alrededor del 72.7% de la economía de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Además, la mayor parte de esta informalidad se encuentra en las micro y pequeña empresas, las cuales afectan al sistema financiero al no utilizar servicios convencionales.
Edmundo Lizarzaburu, profesor e investigador de la Universidad ESAN, sostiene que el tema de la informalidad es un problema grave para la economía y no se debe dejar pasar que se agravó en la época de pandemia, momento en el que los trabajos se precarizaron.
“En algunos casos, la carga tributaria, el desconocimiento y la falta de cultura financiera -entre otros elementos- hacen que las personas busquen realizar emprendimientos, los cuáles muchas veces no terminan formalizándose. De alguna manera lo que tenemos que buscar como Estado es una mayor difusión de la información y de los reales beneficios que tiene la formalización, como el acceso a mejores servicios de salud, educativos, etcétera”, añade Lizarzaburu.
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La sobrecarga, el sobreprecio, el sobrecosto, la informalidad, la inseguridad y los temas de corrupción generan una ineficiencia y una situación de zozobra entre los trabajadores, lo cual termina repercutiendo en los resultados laborales, manifiesta el catedrático.
Consultado en torno a la corrupción, el especialista refiere que esta es la mayor generadora de ineficiencia, porque genera pasos adicionales a un proceso que debería ser continuo.
“Entonces, lo que me está diciendo el estudio de The Economist es que la ineficiencia que se está evidenciando en Latinoamérica, muy probablemente, está siendo mayor a los esfuerzos de la masa trabajadora. Es decir, a mayor esfuerzo de la masa trabajadora, mayor es la necesidad de poder mitigar el flagelo de la corrupción”, culmina el especialista.
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¿Qué pasa en las economías latinoamericanas?
En principio, no hacen falta más trabajadores en la región. Pues, en los últimos 30 años el crecimiento demográfico de América Latina ha sido uno de los más sólidos del mundo, lo que ha permitido que haya un aumento, en más del doble, de la población en edad de trabajar. Además, al día de hoy la proporción entre trabajadores y dependientes sigue creciendo y no se espera que alcance su máximo sino hasta 2030.
En cambio, el problema parece ser que esos trabajadores no son muy productivos, condición que para los economistas es extremadamente difícil medir. Sin embargo, la mayoría de sus intentos muestran que Latinoamérica es deficiente. Incluso, el ejercicio del Banco Mundial ubica a los trabajadores latinoamericanos como los segundos menos productivos del mundo, solo por detrás de Medio Oriente.
El estudio señala que entre las razones de la improductividad de los trabajadores latinoamericanos, destacan cuatro posibles factores: una pobre inversión en el sector productivo, un fortalecimiento de los oligopolios, una educación de baja calidad, y una enorme informalidad laboral.
Además, se señala que un pilar fundamental de mejora es la promoción de una educación de calidad. Esto se debe a que la educación tiene elementos que convierten a una sociedad más formal, capaces de generar un valor agregado que contribuya positivamente a la productividad de sus economías.
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