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Débora Dongo Soria Saito
A partir de ahora es el usuario quien decide si desea compartir su información bancaria para que las entidades financieras intercambien su información o la ofrezcan a terceros (otros bancos, startups, fintechs y otras industrias). El objetivo de esta nueva tendencia de Open Banking (banca abierta) es brindar a los usuarios servicios más personalizados y acordes a sus necesidades financieras.
Según el IX Informe de Tendencias en Medios de Pago elaborado por Minsait, una compañía de Indra, el 71% de los especialistas entrevistados en Argentina, Brasil, Chile, México, España, República Dominicana, Reino Unido y Perú señaló que el Open Banking será un estándar en los próximos cinco años.
¿Cómo las entidades financieras pueden adaptarse a este nuevo desafío dentro de su transformación digital? Luis Beteta, director de Servicios Financieros de Minsait en Perú, subraya la necesidad de tenerlas en cuenta en el momento de conceptualizar una estrategia y lanzar un producto open al mercado financiero, con el fin de estrechar la relación con el usuario y generar rentabilidad para la entidad.
Estos son los puntos más importantes a considerar, según el especialista.
El sector financiero tendrá que cambiar de paradigma. Ahora es el usuario quien tendrá control pleno sobre sus propios datos bancarios. A partir de ese momento, la banca puede abrir estos datos, procesos y tecnologías a otros actores que sean relevantes para el usuario y que le permitan acceder a otros beneficios acorde a sus intereses. Bajo esa nueva forma de entender la banca, el usuario queda situado en el centro de un modelo multicanal conectado en tiempo real 24/7/365.
Con el Open Banking se abren puertas para nuevos modelos de negocio, tanto para el ciudadano como a nivel de operaciones. Por eso las entidades están explorando ambos extremos. Un ejemplo de ello es el hecho de que la banca ha sacado provecho de asociarse con las fintech, impulsando así iniciativas a una velocidad normalmente impensable y ampliando aún más el ecosistema del sector.
Open Banking supone un cambio de los fundamentos de un sector acostumbrado y dedicado al resguardo de los datos transaccionales de sus clientes. Este cambio de paradigma obliga a la banca a crear servicios más innovadores, pero ante todo a ofrecer productos más simples y fáciles de adquirir.
Uno de los aspectos más notables es la explosión de startups fintech que han optado por competir en productos y segmentos limitados, enfocándose en crear experiencias de usuario memorables, divertidas y sobre todo sencillas. Esta ola de nuevas fintech está impulsada en gran medida por la accesibilidad de la tecnología, y ahora, con el Open Banking la accesibilidad a los datos transaccionales. En conjunto, supone una situación que centra la atención de los bancos, no solo por los movimientos de sus pares, sino de las grandes tecnológicas, los neo-bancos y hasta pequeñas startups locales.
En el caso de Perú, el Open Banking tendría el impacto adicional de la inclusión financiera, ya que al poder acceder a información del usuario que está dispersa en varias instituciones, se puede tener una visión holística sobre su perfil al momento de las evaluaciones de riesgo y aprobación de condiciones, y también para hacer recomendaciones y campañas ajustadas a su capacidad.
A nivel mundial, la regulación sobre el acceso a datos y cuentas de clientes se ha implementado a diferentes ritmos y alcances. En Europa la regulación ya está vigente a través de la conocida PSD2. En el caso de México, recientemente se aprobó y en Brasil se está diseñando un marco normativo con todas las instituciones involucradas. Todo indica que Colombia y Chile serán los próximos en tener una nueva ley de Open Banking.