El último comunicado de la OPEP a un mercado petrolero principalmente en vacaciones (o deseándolas) es casi una clase magistral de optimismo. Casi.
Empieza con todas las frases adecuadas: “valor crítico”, “compromiso”, “estabilidad del mercado”. Preparan para el mensaje principal, que es que los miembros de la OPEP+ irán más allá de su compromiso de controlar los suministros con el fin de apuntalar los precios del petróleo. El cumplimiento estuvo en un robusto 159% en julio, de acuerdo con el grupo, con lo que el promedio para el año estuvo en 134%. En otras palabras, no os preocupéis, optimistas del petróleo, OPEP & Co. os cuidan la espalda.
Las cosas se complican poco después.
El JMMC [Comité Ministerial Conjunto] resaltó la importancia creciente de la Declaración de Cooperación para apoyar la estabilidad del mercado petrolero, la cual, junto con una demanda de petróleo continua y saludable, han detenido el crecimiento global de inventarios y debería generar disminuciones significativas en el segundo semestre.
Lo que queda resonando en la cabeza es eso de la “demanda de petróleo continua y saludable”, dado que la demanda global de petróleo incrementó apenas aproximadamente 650,000 barriles al día en el primer semestre del 2019, de año a año, de acuerdo con datos de la Agencia Internacional de la Energía. Es lo más débil desde el segundo semestre del 2016, que fue cuando la OPEP+ acordó sus recortes por seis meses que ya casi van en tres años. Peor aun, ese crecimiento no está relacionado en absoluto con el petróleo crudo, por lo que las refinerías de hecho han caído en aproximadamente 100,000 barriles al día en el primer semestre del año, en comparación con el mismo periodo del 2018.
La OPEP redondea el mensaje positivo al señalar que las proyecciones para las bases del mercado petrolero permanecen robustas para el 2019 y 2020. Vale la pena señalar que las proyecciones propias de la OPEP para el crecimiento este año han caído en 400,000 barriles al día desde enero. Más importante aun, las proyecciones de la OPEP y la AIE empiezan a parecer cartas a Papá Noel.
En vista de que el primer semestre estuvo lejos, esas cifras “robustas” para todo el año cuentan implícitamente con un gran final. Según las proyecciones de la AIE, la demanda crecerá 1.6 millones de barriles al día en el segundo semestre y mantendrá un crecimiento sólido de más de 1 millón durante el primer y el segundo semestre del 2020.
La escala del cambio se hace aun más evidente cuando se mira el crecimiento secuencial de un semestre a otro.
Incluso en puntos porcentuales, las cifras para los segundos semestres del 2019 y 2020 serían las más altas desde el 2012. No obstante, es difícil discernir la base para ese optimismo. Los precios del petróleo han subido un poco por informes de que el presidente Donald Trump ha hecho algo de ruido de reconciliación con China durante la reunión del Grupo de los Siete en Francia.
Pero apenas días después de que la escalada en la guerra comercial del viernes aplastara los precios del petróleo, el pequeño impulso del martes parece un perro agradecido por evitar una patada de su amo. Por supuesto, un avance en el comercio siempre es una posibilidad. Sin embargo, el tamaño de la confrontación entre EE.UU. y China, y el enfoque peculiarmente errático de la Casa Blanca, lo convierten en un escenario poco probable. El riesgo genera una inclinación a la baja, no hacia arriba.
Nuevamente, vale la pena señalar que incluso en esas optimistas proyecciones para el segundo semestre, se espera que el petróleo real en las refinerías aumente apenas 700,000 barriles al día. Casi todo eso depende del cuarto trimestre. A medida que se acerca el fin del 2019, quienes calculan las proyecciones están poniendo un año de fe sobre unos cuantos meses. Precisamente por eso es que la OPEP+ está teniendo que recortar tanto su producción en primer lugar. Después de todo, cuando a un mercado le va bien en lo básico, no se necesita un comunicado de prensa para que todo el mundo lo sepa.
Por Liam Denning