“¡Compra barato y vende caro!” es una frase que con cotidianidad se escucha decir a un sin número de personas en torno a la lógica de inversión en las bolsas de valores. Y, aunque invertir en el mercado bursátil implica una serie de factores más complicados de aplicar -y a veces de entender- lo cierto es que esta frase constituye un punto de partida desde el cual un inversionista toma sus decisiones.
Esto convierte a la explicación sobre el funcionamiento de una bolsas de valores en un proceso simple desde la mirada del inversionista, el cual siempre persigue la generación de una rentabilidad.
Por ello, si luego de comprar un instrumento financiero (acciones, bonos, etc.), su precio de mercado sube -se revaloriza-, entonces el inversionista que apostó por dicho producto obtendrá un beneficio igual a la diferencia entre el precio de venta y el precio de compra inicial. En contraste, la pérdida máxima posible que podría sufrir solo sería el monto inicial invertido (no más).
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Ahora bien, dentro del mundo de las inversiones hay jugadores, por lo general profesionales (experimentados), que creen (especulan) que el valor de la acción de una empresa en particular puede caer debido a que está sobrevalorada. En este caso, este inversor podría vender las acciones de dicha compañía sin necesariamente tenerlas en su portafolio.
Esto es, deberá pedir “prestadas” las acciones a un tercero -pagando su respectiva tasa de interés-, las cuales luego tendrá que devolver.
Si bien es cierto que, cumplido el plazo del contrato, el inversionista tendrá que comprar las acciones en el mercado para devolverlas a su dueño, el beneficio o pérdida de esta “venta en corto” será igual a la diferencia entre el precio de venta inicial y el último precio de compra de las acciones. Por lo que el riesgo que este tipo de posiciones implica sí es alto.
Es decir, existe la posibilidad de que el inversionista pierda mucho más dinero que el monto inicial recibido con la venta de las acciones prestadas.
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¿Qué trabas encuentran las “ventas en corto” en el mercado bursátil peruano?
En 2019, la Bolsa de Valores de Lima (BVL), a través de sus socios, tuvo la iniciativa de brindar facilidades a los inversionistas con el fin de que puedan llevar a cabo operaciones de “ventas en corto”.
Así, la mencionada nueva plataforma permitiría a los inversionistas locales -predominantemente los fondos de pensiones- prestar instrumentos de renta variable (acciones) a los operadores extranjeros (fondos de cobertura y corredores preferenciales) que quisiesen apostar por caídas de precios que cotizaban en la plaza limeña.
Sin embargo, lejos de dinamizarse este mercado, lo que ha sucedido es que actualmente casi no se realizan este tipo de operaciones.
Jorge Ramos, gerente general de BBVA Bolsa, sostiene que para implementar las ventas en corto, se requiere de un mercado muy líquido. De lo contrario, el riesgo para el inversionista que apuesta por esta opción es muy alto.
Por ello, el especialista indica que un paso previo a la implementación debiera ser el incremento de la liquidez del mercado bursátil peruano.
Según datos de la BVL, al cierre del 2022, se negociaron acciones en la plaza limeña (compra y venta) por un equivalente a S/ 9,009 millones. Este monto representa una caída de 42.3% respecto al 2021 (S/ 6,330 millones). Por lo que si se compara este volumen transado con sus pares de Chile o Brasil, la cifra resulta ser inferior.
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¿Qué razones hacen que el mercado peruano sea ilíquido?
Ramos asevera que existen muchas razones para que ello ocurra. Una es la existencia de un riesgo país alto, lo que se da como producto de un alto nivel de crispación política. Precisamente, esto es lo que se ha visto en el Perú en los últimos cinco años, lo cual, sin duda, ha ahuyentado a los inversionistas, añade.
En segundo lugar, los retiros de las AFPs han debilitado a estos inversionistas institucionales, los cuales son los principales participantes en la plaza bursátil local. Así, estas decisiones legislativas han hecho que los fondos de pensiones, lejos de seguir participando en el mercado de valores, se dediquen a atender los retiros de sus clientes, generando que la liquidez del mercado baje aun más, manifiesta el ejecutivo.
El especialista también afirma que un tercer factor es la subida de los tipos de interés a nivel mundial. Esto ha jugado en contra de las acciones ya que al subir las tasas, la valorización del precio de estos activos ha caído (los flujos se descuentan a una tasa de interés más alta). Entonces, los inversionistas van a esperar a que este ciclo alcista cambie para volver a tomar posiciones.
La puesta en marcha del nuevo holding corporativo entre las bolsas de Santiago, Lima y Bogotá. le brindará a los inversionistas una gama más amplia de empresas en las que invertir, lo que generará mayor liquidez y, por consiguiente, las ventas en corto se podrán implementar de una mejor manera, sostiene el economista.
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