(G de Gestión) El 2022 fue un año para el olvido para los mercados financieros. Con una caída del 18% en la renta variable a escala global y una estrategia mundial de aumentos de tasas para combatir la inflación, casi ningún portafolio diversificado fue suficiente para combatir el año.
Ahora, con una recesión a cuestas en Estados Unidos, la espera de algunas subidas de tasas más por parte de la Fed y un efecto rezagado que se vería reflejado en los próximos meses y que no termina por disipar los nubarrones en los mercados, no hay una receta mágica para orientar las inversiones en este 2023.
Si bien no existe un consenso entre las fuentes consultadas en torno a en qué instrumentos financieros se debería invertir durante el año, hay visos sobre qué mercados podrían desarrollarse mejor. Una estrategia es ir por lo seguro a través de bonos del tesoro y bonos corporativos con grado de inversión.
Otros analistas estiman que los mercados de China y Latam podrían tener mejores rendimientos cuando se trata de renta variable. De hecho, solo en los primeros días de enero el índice MSCI China subió 5,8% desde la reanudación de sus operaciones, el mejor comienzo desde el 2009, lo que constituye un giro significativo luego de las pérdidas de casi 24% en el 2022.
Otros valores que generan expectativa son los sectores inmobiliarios y las empresas tecnológicas. El índice Nasdaq Golden Dragon subió 13%, el mejor comienzo registrado. Además, el yuan se apreció al menos 0.5% frente al dólar y los bonos en dólares de algunas inmobiliarias chinas registraron fuertes ganancias, de acuerdo con Bloomberg.
Junto con el repunte de China, viene la resiliencia latinoamericana. Con la apertura de la economía del gigante asiático, los commodities pueden dar el impulso que necesita Latam para seguir en la senda tras un cierre positivo respecto a los mercados globales.
¿Qué otros factores entran a tallar? G conversó con siete expertos, quienes nos dieron su perspectiva para el 2023.
Daniel Gamba, copresidente ejecutivo global de Estrategias Fundamentales de Blackrock
En el primer trimestre del 2023 es muy importante enfocarse en sectores que no se vean impactados fuertemente por la subida de tasas. Por el lado del mercado de capitales, nuestra posición de corto plazo no es positiva, sino neutral.
Por ejemplo, al sector de la salud, personalmente, creo que le va a ir bien porque las farmacéuticas, hospitales o medical devices tienen poca elasticidad respecto a la inflación. Otro sector en el que estamos también positivos es el financiero, porque con las tasas se permite captar depósitos a tasas mayores y, normalmente, a los bancos les va en positivo a pesar del tema cíclico.
En el corto plazo, podemos ver las tasas de gobierno, sobre todo en un plazo de dos años considerando que la curva está invertida. También se tienen los créditos corporativos, especialmente los de grado de inversión con compañías que están muy bien financiadas. Blackrock favorece la renta fija sobre renta variable en el plazo de tres a seis meses.
En el caso de energía, no comenzaría a invertir ahora. Pero, si uno está en eso, estaría tranquilo al mantener mis posiciones en compañías energéticas, porque todavía está la crisis de la guerra y hay escasez.
No invertiría en bonos de largo plazo porque la tasa seguirá subiendo y tiene un impacto negativo muy grande. Tampoco iría a high yield ni metería dinero al crédito privado o private equity. En los próximos seis meses hay un impacto y hay que tener muy en cuenta la liquidez.
No entraría en áreas alternativas hasta la segunda mitad del año, excepto en hedge funds. Quizá lo último a corto plazo es un buen activo.
Jorge Beingolea, VP de Soluciones de Portafolio en Credicorp
Desde nuestro punto de vista, el hecho de que la Fed vaya a tener éxito en controlar la inflación va a hacer que muy probablemente se debilite la demanda agregada, lo que llevaría a una recesión que, esperemos, sea leve.
Si vemos más allá del valle y pasamos estos tres meses de una economía china debilitada por una reapertura caótica, hacia mediano plazo se avizora una recuperación marcada. Latam se favorece de esto a través de los commodities en un plazo de tres a seis meses, al ser exportadora de materias primas.
China, además, ha sido el mercado de renta variable que más agresivamente se ha recuperado. Son las dos apuestas tácticas que tenemos. Ambas son sobre ponderaciones que tenemos en portafolios de renta variable y global que recomendamos tener.
Creemos que este año con la moderación de la inflación y la desaceleración, y la entrada en recesión de la economía global, las correlaciones entre bonos y acciones serán negativas, es decir, no se moverán juntas.
Las acciones puede que no repunten en el corto plazo de manera muy marcada al no verse totalmente reflejada la subida de tasas en la actividad económica. Creemos que debería ser probablemente un mejor comienzo de año para la renta fija más que para la variable.
Es un muy buen momento para tratar de tomar algunas oportunidades en papeles puntuales de renta fija que tienen ingresos corrientes más altos que no veíamos hace muchos años. En Latam, además, la solidez de las empresas es bastante buena, aunque, por estar en la región, son castigadas en sus valorizaciones. Existen empresas muy sólidas pagando tasas bastante altas que se ven atractivas para inversionistas con un horizonte de largo plazo.
Diego Marrero, gerente de Inversiones de AFP Habitat Perú
Lo que tiene más venta depende del mercado, por lo que las acciones cíclicas deberían subir fuerte. Hablamos de las bigtechs, por ejemplo. Gran parte de su caída se dio por la subida de las tasas de interés.
Particularmente, no creo que haya recesión. Nunca ha habido una con un nivel de desempleo tan bajo, y la actividad industrial sigue fuerte. Si se suma que el consumo chino va a despegar otra vez, habrá un crecimiento económico global fuerte. Esto trae mayor demanda de energía, metales, commodities y consumo en general.
Por otro lado, están los mercados emergentes. Latam se puede beneficiar mucho por una mayor demanda china, que es un buen lugar para estar. Si tiene un crecimiento de 5% o 6%, habrá un alza fuerte de activos.
En general, es un momento para tomar riesgos, ya que está deprimido. Lo mismo ocurre con los bonos: en los emergentes, estamos hablando de un rendimiento cupón de cerca de 10% tras la subida de tasas.
En cuanto a los ETF, al ser índices de acciones de casi cualquier mercado, seguirán la misma tendencia. A los alternativos les fue muy duro en el 2022, pero, cuando se vea una subida en los mercados públicos, con algo más de rezago, deberían llegar a estar alineados.
El panorama para los metales es positivo. En tanto hay una tendencia de revertir la fuga de capitales luego de un sol muy golpeado por el escenario político, este debería fortalecerse. Además, si se contiene la inflación y el dólar cae, los precios de metales deberían subir más.
José Martínez, vicepresidente ejecutivo de Inversiones en Rímac Seguros
Es difícil hacer proyecciones muy certeras, pero, en ausencia de un recrudecimiento, la inflación debe bajar a 5% a fines del 2023, y al 2024 podría establecerse en 3%. Así, el mercado de renta fija se volvió atractivo durante la segunda mitad del 2022, y seguirá siéndolo.
Si puedo ganar 6% en bonos de grado de inversión o corporativos americanos, no voy a invertir en acciones a menos que sean de muy alto rendimiento. El primer punto es que la renta fija es atractiva, sobre todo la de menor riesgo.
El mercado de acciones puede corregir los spreads de crédito que también se van a ampliar. Considerando los spreads de riesgo corporativo, el mercado de renta fija se va a volver más atractivo durante los próximos seis meses.
Una vez que el mercado entre al alza, el mercado alternativo va a encontrar muchas operaciones más rentables que el público. Al estar en mercados privados, los alternativos van a ser muy selectivos. Aquí hablamos de horizontes de entre 5 y 10 años.
En algún momento del 2023 va a ser atractivo comprar activos en Chile, Brasil o el Perú viendo qué puede pasar en las elecciones del 2024. Finalmente, si hablamos de un horizonte relativamente largo, en renta variable deberíamos pensar en un portafolio para 5 o 10 años apuntando a aquellos instrumentos que deberían tener una recuperación más fuerte respecto a la caída que han tenido, como las instituciones financieras o tecnológicas. Otros temas atractivos son la logística, las instituciones de salud y los data centers.
En el caso de los bonos, en general, el orden que pondría son bonos de menor riesgo y esperaría un poco para ir subiendo el nivel de riesgo del portafolio, conforme vayan dándose las correcciones. Me movería en el espectro de bonos soberanos, así como en los corporativos.
Luis Falen, jefe de Análisis Macroeconómico de Intéligo
Que China sea uno de los principales países emergentes con crecimiento atrae a los demás mercados emergentes. Al no estar golpeada por las restricciones en el 2023, desde el punto de vista de tasas de interés, es positivo para la renta variable.
Esto, con cautela por los riesgos de recesión. Encontrar un sweet spot este año va a ser difícil. La renta variable por tasas podría tener buen ánimo, pero también ser contrarrestada por una recesión que tal vez sea más fuerte de lo que se espera. Se recomienda, por eso, tomar protección también.
Por otro lado, los bonos siempre son algo que permite llegar a este equilibrio. Lo que sugerimos es tener un portafolio global, fraccional, pero bien diversificado, tanto en acciones como en bonos.
En el espectro de bonos, están los de tesoro —que es lo más seguro—, pero también los corporativos de grado de inversión. Preferimos evitar bonos corporativos de high yield, ya que tienen una calificación de riesgo más alta, por lo que nos centramos en lo que da más calidad y seguridad.
En un escenario de recesión, las empresas más riesgosas serán las más golpeadas. En cada categoría hay que apuntar hacia la seguridad. En cuanto a acciones, estamos más enfocados en economías avanzadas, como la de Estados Unidos.
Con relación a sectores, los que se ven beneficiados por las subidas de tasas son los financieros. Luego, las techs, si bien han estado bastante castigadas, deberían tener una recuperación leve este año, con un rendimiento más reservado. El mensaje es tener cautela, ya que esperamos una recuperación moderada frente a una fuerte desaceleración económica.
Miguel Ángel Saldaña, analista de Estrategia de Inversiones Sura
Tenemos la expectativa de que las tasas lleguen a 5% o a 5.25%, y de que tengamos mercados asiáticos emergentes más favorables este año. Ahora, a mayores tasas de interés, habrá menor crecimiento, y esto añade volatilidad.
Así, en renta variable vemos un entorno volátil donde las bolsas van a seguir dando desempeños un poco más débiles de lo que esperábamos. Si vamos a las bigtechs, los sectores de crecimiento —como consumo discrecional o este mismo— no tienen necesariamente un buen desempeño con la inflación baja. Hoy el marco es de crecimiento bajo, inflación alta y tasas altas.
Esto implica que van a la par de la economía, que va a ir relativamente mal porque las tasas seguirán subiendo. Lo común sería empezar a colocar ciertas partes del portafolio diversificado a segmentos más defensivos, como energía, materias primas y salud, e, incluso, componentes alternativos con mayor resiliencia frente a episodios de volatilidad.
En cuanto a componentes alternativos, podríamos hablar de infraestructura, deuda privada, real estate o activos que no estén correlacionados con el mercado, pero bajo una mayor diversificación.
Para renta fija, tenemos que plantear los supuestos y escenarios como una aceleración global para el 2023 o un entorno que vaya más a la estanflación. Recomendamos tener disposición de instrumentos con menor duración. Hay ciertos activos de renta fija en que tenemos una sobreponderación. En momentos de riesgo o escenarios de recesión, la ampliación de los spreads no ha sido tan elevada como un bono high yield.
Estamos más neutrales frente a la categoría de crédito de gobierno. En la categoría crediticia, vemos con mejores ojos a los grados de inversión antes que al alto rendimiento. Con un entorno más volátil en la primera parte del año, lo más prudente es una mirada más táctica.
Marco Contreras, Head of Research Kallpa SAB
Considerando que las tasas no van a subir mucho más, los bonos se han vuelto un instrumento que vale la pena tener en los portafolios. El bono de tesoro de Estados Unidos está cotizando a 3.7% en promedio. Por consiguiente, los bonos corporativos han subido sus rendimientos.
Uno puede tener acceso a bonos corporativos de grado de inversión que son de bajo riesgo, con tasas en dólares anuales de 6% a 7%. Si uno quiere más riesgo, hay bonos de buena calidad que no son de grado de inversión con tasas superiores al 8% en dólares, algo que no veíamos hace mucho tiempo.
Sería un poco cauto en el mercado de acciones, pero sí tendría más activos relacionados con el sector del consumo. Si vamos a un sector más resiliente, aguanta mejor ante una posible recesión en este primer trimestre en Estados Unidos.
Consumo y utility son algo que tendría en el portafolio. El petróleo no nos gusta tanto, y en el 2023 no sería un top pick tener dólares tampoco, debido a que, al no quedar muchos aumentos de tasas de interés hacia fines de año, esto podría debilitar el dólar en el segundo semestre.
Además, al aflojar las medidas contra el COVID-19, China podría tener un crecimiento económico más marcado, lo que generaría también crecimiento de las empresas chinas y de sus utilidades.
Hacia el segundo semestre del año, estamos esperando un rebote de los mercados en general, tanto en bonos como en acciones, especialmente en Estados Unidos. En acciones, el sector financiero podría ser atractivo en tanto los bancos están internalizando las tasas de interés en los créditos que cobran.